martes, 26 de junio de 2012

Un recorrido por lo último del cine argentino

Todos los martes de junio, julio y el primer martes de agosto, se desarrolla el ciclo Tiempo de Valientes, la indómita luz del cine argentino. Dentro de las actividades que viene presentando desde ya hace años la agenda que todas las semanas ofrece la Biblioteca Nacional, se encuentran los ciclos de películas. De espectro amplio, estos encuentros consiguen ir desde el cine de directores que construyen sobre los márgenes, al cine más clásico o de autor. En ese rico escenario, la Biblioteca, en conjunto con la asociación cultural La Nave de los Sueños, desarrolla todos los martes a las 19, durante los meses de junio, julio y el primer martes de agosto, el ciclo Tiempo de Valientes, la indómita luz del cine argentino. En él buscan trazar un recorrido posible por lo más reciente de la producción local, intentando iluminar cada rincón del cine argentino. Como si se tratara de un espejo que ofrece leves curvaturas en su superficie, la programación oficia de lugar de encuentro de películas que difícilmente pudieran ser asociadas de otro modo, produciendo reflejos extraños de lo que el cine nacional representa. Desde hoy y hasta el 7 de agosto, siempre a las 19 horas, el ciclo continuará alimentando esta lista de interesantes títulos y a partir de ellos, ampliando sus propios horizontes. Esta tarde será el turno de una retrospectiva de cortometrajes firmados por Gustavo Taretto, director de la interesante comedia Medianeras (uno de los films nacionales más reconocidos de 2011 en el circuito de festivales internacionales), que también forma parte de esta programación y se proyectará el próximo martes 3 de julio. El resto de la grilla (ver recuadro) –que incluye como bonus track la proyección de Te creís la más linda (Pero erís la más puta), del director chileno Ché Sandoval– confirma la mirada generosa que el ciclo tiene sobre la actualidad del cine argentino. Una disciplina que a pesar de las dificultades que interponen los tiempos que corren, y aunque las cosas siempre pueden ir mejor (y esa es la idea), sigue gozando de buena salud. Una salud que tiene menos que ver con el dinero que con el talento de nuestros artistas.

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