martes, 11 de septiembre de 2012

Polo Audiovisual: nuevo empuje al cine regional y al futuro de las coproducciones


En 2003, la sensación de que el cine nacional se extinguía, poco después de un amague de descubrimientos con debutantes que permitían pensar que un nuevo cine era posible, forzó a recurrir más que nunca antes en el exterior y la respuesta de una España entonces próspera fue inmediato.
Desde entonces el crecimiento de las coproducciones entre ambos países fue creciendo en igual medida que las políticas oficiales de este lado del Atlántico se afianzaban con la idea consolidar un arte que también debía ser acompañado por el impulso a una industria que lo respalde.

En ese sentido, las políticas oficiales aplicadas a la recuperación del cine como industria y su inserción como respuesta a la demanda local e internacional fue dando sus frutos, respaldados por muchos de esos nombres que poco tiempo antes habían demostrado su talento por primera vez.

España, en su mejor momento económico, también reflejado en su producción cultural, se aliaba al cine argentino, que antes de lo pensado recuperó su presencia fronteras adentro, pero mucho más hacia afuera logrando no solo premios sino además una mejor distribución internacional.

Hubo en estos ocho años de políticas inclusivas un alto número de coproducciones con España que dieron que mucho que hablar, desde "Iluminados por el fuego" y "El aura", hasta "El hijo de la novia" y "El secreto de sus ojos", que logró llevarse un Oscar si bien argentino con respaldo español.

Mientras en la Argentina el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) seguía la misma línea de crecimiento y fortalecimiento de la producción nacional que el país, en España comenzaban a desacomodarse muchos de los indicadores que algunos años antes habían anunciado la prosperidad.

Esa desaceleración, que toda Europa y Estados Unidos recorrieron hasta la instalación de una crisis sin precedentes en tiempos de paz, también afectó en forma importante al cine, que no obstante la incertidumbre, da muestras de que es posible producir -y en común- con la Argentina.

Un puñado de películas españolas llega a las salas locales, al revés de lo que ocurre en aquel país, donde todos los años lo hacen cerca de una docena de filmes argentinos, la mayoría en coproducción y esto no significa que al público del Río de la Plata no le interesa el que viene de allí.

Una prueba de que al público argentino le interesa el cine español fue la reciente muestra Madridcine, que en la sala principal del Gaumont, vendió diez mil entradas, una muy buena recaudación que la ubicó entre las diez primeras del top de esa semana y frente a tanques de Hollywood.

Pero el tema de esta reflexión pasa por otro lugar y es la pregunta ineludible de este presente: ahora que la crisis afecta a España, será el cine de aquel país el que se acerque a la Argentina en busca de aliados para poder remontar estos tiempos que aún no dejan ver una salida en positivo.

En los últimos tiempos las noticias que llegan de España son poco alentadoras: el aumento del 8 al 21 en el IVA al cine pronostica una menor recaudación y la posibilidad del cierre de más de 800 de las 4000 salas que funcionan en todo el país, con más de 3000 nuevos desocupados.

Las empresas productoras han menguado su actividad, y los nuevos emprendimientos empiezan a evaluarse mucho más que hasta ahora, a lo que se suma el destino incierto de TVE, camino a una posible privatización salvaje que le impediría seguir respaldando buena parte del cine español, al menos el que genere más riesgo.

El panorama aquí parece diferente: si bien no hay filmes de grandes presupuestos, la cantidad sigue sostenida en aproximadamente un centenar de títulos y la participación en festivales es permanente, lo mismo que la calidad promedio, más allá de algunas muy buenas sorpresas.

Se siguen abriendo salas de cine en todo el país y el crecimiento de 2004 a la fecha fue exponencial, ya que ahora funcionan en todo el territorio nacional alrededor de 850 salas, muchas de ellas camino a la digitalización, es decir a la actualización tecnológica que les permita una oferta de calidad.

Y lo que empieza a dar síntomas de un nuevo presente y posible futuro es que varias producciones españolas de reciente data tienen como aliadas a empresas argentinas que se sienten respaldadas no solo por leyes, créditos y subsidios sino por quienes tienen a su cargo la profundización de este modelo.

Películas como “Elefante blanco”, “Infancia clandestina” y “Días de pesca” (que va a San Sebastián) son obras argentinas en asociación con España, una lista que también incluye a “Atraco!”, solo que en este caso se trata de una película conceptual y formalmente española con varios aportes locales como respaldo.

Los anuncios de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a propósito de la creación del Polo Audiovisual Isla Demarchi, no solo reposiciona al audiovisual local en la región sino frente al mundo e incluso frente a la relación finalmente industrial del cine entre Argentina y España.

En 2004, España presentó los Estudios Ciudad de Luz, en Alicante, un predio casi del mismo tamaño que el ubicado en el extremo sur de Puerto Madero, donde se concentró una parte sustancial de la producción audiovisual de España, y donde se gestó su último reposicionamiento.

La concentración audiovisual genera mejor calidad técnica y sobre todo impone poder redestinar recursos hasta ahora perdidos en infraestructura, a una mejor calidad de producto terminado, con la esperanza de, crecimiento mediante y dentro en pocos años, convertir al polo en regional.

La coyuntura internacional, la situación del audiovisual en el país, la legislación en la materia, los proyectos anunciados, y más allá de contenidos, idas y venidas, y la chicana política que se enfrenta a estas decisiones, para la producción local presente y futuro son igual de alentadores.

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