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Mito Verdad
El gobierno evaluará las licencias de los canales cada dos años. La ley, igual que en otros países, establece la renovación de las licencias cada 10 años, y no por el gobierno, sino por la “autoridad de aplicación” formada por gobierno y oposición, y controlada por un consejo de representantes del gobierno, del congreso, de universidades y otras organizaciones. Y 10 años es mucho tiempo para pensar que esto está siendo pensado para afectar la política del corto plazo. Lo que sí se evalúa cada dos años es el panorama técnico, para ver si cambios en la tecnología obligan a actualizar los topes de cantidad de licencias.
Se reemplaza un monopolio por otro. No hay nada en la ley que de pie a semejante teoría. La ley establece máximos de licencias de medios para una misma empresa en determinada área, y establece que las empresas deben elegir entre distintas áreas del negocio de modo de no crear conflictos de intereses. Ahora la ley ya no permite que la telefónicas entren al negocio del cable, así que tampoco por ese lado se puede pensar en que se habilite un monopolio.
No permitir que una misma empresa tenga un canal de aire y un cable a la vez es una disposición arbitraria, sin sentido, para perjudicar a Clarín. No, es bastante inteligente. La ley prevé que el negocio del “triple play” que se viene es inmenso, sería malo que esas empresas puedan también tener medios de comunicación. Por eso la ley crea dos mundos distintos. Uno de empresas sólo “técnicas”, simples proveedoras de conectividad (internet-tv-teléfono, el famoso “triple play”). Ese negocio es tan grande que es bueno que los que participan en él no puedan tener acceso a canales. Esto es muy avanzado, y ataca un problema que empieza a aparecer en otros países que no tienen esta cláusula: el tema de la “net neutrality” (neutralidad de la red). Esto quiere decir que los proveedores de conectividad sean neutros respecto de las señales que transmiten. Por ejemplo que no jueguen con qué canales ponen en la grilla, o no hagan crecer un monopolio del cable por haber conseguido un acceso monopólico a algún contenido (como pasó con el fútbol, que fue usado por un gran grupo nacional para forzar el mercado y comprar decenas de empresas de cable).
El que ONGs y sindicatos tengan canales es para que esas instituciones pongan canales afines al gobierno. La ley no tiene restricciones acerca de qué instituciones pueden acceder a una licencia. Algunas instituciones que podrían tener canales de televisión serían Poder Ciudadano, la Iglesia, el sindicato de Barrionuevo.
La ley le da excesivo poder al gobierno de turno. Antes de la ley, el Comfer era manejado por una sola persona, designada en un 100% por el poder ejecutivo. Eso es reemplazado por una “autoridad de aplicación” formada por miembros del poder ejecutivo, diputados, y controlada por una comisión de representantes de las provincias, de universidades, y hasta un miembro representante de los pueblos originarios. Para comparar, en EE.UU. se compone de cinco miembros todos propuestos por el poder ejecutivo (y validados por el congreso).
La ley es un invento a las apuradas de este gobierno. Esta ley es el resultado de un largo proceso que se inicia en la propuesta espontánea de ONGs y asociaciones que se juntaron en la Coalición para una radiodifusión democrática. Este colectivo generó 21 puntos que, para ellos, debería contemplar una nueva ley de radiodifusión. El gobierno luego publicó un proyecto inicial y a lo largo de meses recibió sugerencias y comentarios, para luego crear un segundo proyecto de ley que es el que se envió el 28 de agosto de 2009 al Congreso. Además, esta ley fue una promesa de campaña de Cristina Kirchner.
Esta es una ley sólo para pelearle a Clarín. No hay ninguna referencia a Clarín. Esta es una ley antimonopolio, y si Clarín es el más afectado lo es por su posición casi monopólica (que hasta la oposición reconoce). Es cierto que la ley es parte de una situación de conflicto particular, pero en cuestión de leyes las situaciones pasan y los textos quedan. El texto de la ley es lo único que importa a la hora de juzgarla. Por otro lado, me parecería imposible imaginar una ley antimonopolio que no le pegue a Clarín, si una ley que se pretende antimonopólica es benigna con ese grupo… desconfiemos!
El gobierno fuerza a vender a las empresas a precio vil y designará a los nuevos compradores, todos amigos. El gobierno no elige a quién le venderán las empresas que se separen de los grupos concentrados. Es cosa de ellos. Y tampoco puede controlar discrecionalmente las adjudicaciones: Toda adjudicación es por concurso público, y los jueces de ese concurso son elegidos por el consejo federal. Nosotros en Argentina no estamos muy acostumbrados a las leyes antimonopolio, principalmente porque los poderes políticos y económicos siempre anduvieron intercambiándose favores. Sin embargo en paises como Estados Unidos y los de Europa es muy común que una empresa sea forzada a vender, a desinvertir, a corregir lo que es una “distorsión” del mercado.
Atenta contra la libertad de expresión, basta con ver cómo es Canal 7. Más allá que personalmente creo que Canal 7 es mucho mejor que lo que era en otros gobiernos, es cierto que mantiene una constante defensa del gobierno. Pero debe decirse algo muy importante: El Canal 7 que vemos hoy es el Canal 7 de la vieja ley. El canal que permitió la actual organización de las cosas, conformándose su estructura de mando directamente entroncada en el poder ejecutivo. Eso, justamente, cambia con la ley. El gobierno se desprende de canal 7, que pasa a ser manejado por una empresa del estado, pero con mucha más independencia del gobierno. La oposición ahora tiene derecho (que todavía no ejerció) de participar de la dirección de los medios públicos.
TN va a desaparecer, o se convierte en un canal sólo de Buenos Aires.
Eso no es cierto. Ningún canal desaparece con la ley, lo que vamos a ver es que cambian los dueños. A ninguna empresa le conviene desmantelar un canal existente, si la nueva ley le dice a esa empresa que no puede ser la dueña, a esa empresa le conviene venderlo, no ponerle una bomba. Los periodistas de Clarín, al unísono, contestan que TN sería inviable sin la “sinergia” que obtiene de funcionar en forma coordinada con Canal 13. No entiendo bien eso: ¿Están diciendo que TN hoy funciona a pérdida y lo mantienen como unidad de lobby? No debería ser inviable un canal de la llegada y de la importancia de TN, si lo es algo muy raro/sospechoso está pasando.
Para asegurar que no desaparezcan canales, ni se piedan puestos de trabajo, en la reglamentación de la ley se prohibe expresamente el desmantelamiento sin que antes se intente conseguir un comprador que mantenga la estructura y los emplreados.
Con respecto a lo de que se lo fuerce a TN a ser un canal local. No hay nada en la ley que haga pensar eso. En concreto: El grupo tendría dos opciones:
Nos van a obligar a escuchar música nacional. No se contemplan las radios de música clásica o de jazz. La ley establece un mínimo de producción nacional del 30%. Lo mismo hacen los europeos, y los estadounidenses. Argentina tiene un gran potencial como productor de cultura y esta ley puede contribuir a un auge de creación de música y contenidos nacionales. Para el caso de las radios de música clásica, o de jazz, la ley establece que radios temáticas pueden pedir estar exceptuadas de esta cuota. También lo pueden pedir radios de colectividades extranjeras
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Ley de servicios de comunicación audiovisual
Un resumen de la ley 26.522, la “ley de medios“, por Nicolás Lichtmaier.
El texto de la ley 26.522(Es la versión envíada al senado, pero no se modificó allí)
y su reglamentación
La ley 26.522, conocida como la “ley de medios” y sancionada en la mañana del 10 de octubre de 2009 reemplaza a la vieja ley de radiodifusión de la dictadura. Esa ley era tan vieja que nuevas tecnologías ahí eran las radios de FM. Esa ley decía que al COMFER lo maneja una comisión de militares y empresarios (por eso siempre escuchamos hablar del “interventor del COMFER”: estaba eternamente intervenido). Se la había modificado pero… en muchos casos para peor! La original tenía alguna restricción contra monopolios, pero en los 90 se sacaron.
Creo que a la nueva ley hay que analizarla más allá de nuestra opinión sobre el actual gobierno. Las especulaciones sobre los intereses en sancionar esta ley deben dejarse afuera: lo único que quedará de todo esto es el texto de la ley, si es buena o si es mala. Y de hecho quizá es al revés: La existencia de un conflicto entre “sectores dominantes” hace que un gobierno (quizá arrinconado) intente aprobar una ley casi utópica, que no podría ver la luz en otro momento en el que los sectores que se pasean por las cúpulas del poder están más amiguitos.
Espero que esta paginita ayude a ver un poco más allá de cartelitos tontos como “ley de medios K” o “ley de control de medios” y poder ver en serio las reales consecuencias de la ley. No puedo decir que sea neutral, porque la neutralidad es asintótica, es una idea inalcanzable. Lo único que existe realmente es la honestidad intelectual, y en esos límites trata de quedarse esta página que estás leyendo.
Escribí un poco más acerca del sentido común, y del contexto de la ley.
Resumen de los puntos de la nueva ley
Pero con una limitación adicional importante: En un lugar dado una misma persona puede tener sólo: Una AM, dos FM, un cable o un canal de televisión abierta. No se pueden tener más de tres licencias de todo tipo en un mismo lugar.art. 45
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Clarín en su edición de ayer se queja de la suspensión que le efectuó Lotería Nacional por presuntas irregularidades en su juego-promoción “El número de la suerte”. El diario de Magnetto manifiesta: “El Grupo Clarín denunció un nuevo hostigamiento oficial contra este diario por parte del Gobierno nacional. Esta vez, fue por intermedio de la Lotería Nacional Sociedad del Estado, que ordenó suspender la promoción de ‘El número de la Suerte’, un juego organizado por Clarín para sus lectores. El mismo día en que Clarín lanzó la promoción, el 21 de febrero pasado, el Gobierno publicó en el Boletín Oficial una modificación del régimen legal de promociones. Esta medida imponía nuevos requisitos para este tipo de juegos y además intentaba aplicarlos en forma retroactiva...”. El diario de Noble también menciona una solicitada al respecto: “El Grupo Clarín denunció que toda la conducta oficial resulta absolutamente contradictoria con la asumida por Lotería Nacional en el año 2010 respecto de la misma promoción”. Lotería Nacional responde al grupo con una solicitada publicada en las ediciones de ayer de Página/12 y Miradas al Sur, donde enfatiza que “se ve en la obligación de alertar que de la mecánica emergente de las bases y condiciones, surge que de la misma no encuadra como una operatoria promocional, sino como juego de azar que no se encuentra debidamente autorizado por el órgano competente...”
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Luego de la obsesión de los medios hegemónicos por ligar a Néstor Kirchner con Hugo Chávez, a Venezuela con la Argentina, y después del intento (aún vigente) de instalación de un conflicto desproporcionado con los Estados Unidos, y de traer el fantasma de la crisis de 2001 al presente, usando como herramienta discursiva la debacle de Egipto, ayer pusieron en marcha una operación mediática de “tercera generación”: el supuesto apoyo del gobierno a regímenes autoritarios como el de Libia, tratando de establecer un nuevo paralelismo entre la administración democrática argentina del FPV con una dictadura.
Con respecto al posible asilo de Khadafi en Venezuela, La Nación a través de Mariano Grondona, en la página 25 no sólo insinúa complicidad gubernamental en el silencio a la condena al líder libio, sino que lo acusa de asumir posiciones dictatoriales: “Aunque teóricamente neutral, pero en los hechos ultrakirchnerista, nuestra agencia Télam mostró la hilacha en estos días al ignorar olímpicamente lo que le pasaba a Khadafi. De ahí que una pregunta se vuelva urgente: ¿cuán dictatorial, cuán chavista, es la herencia de los Kirchner?”
Es paradójico que un periodista que durante años reivindicó la intervención militar en la democracia argentina, que intervino en las internas facciosas de los hombres de armas en la década de 1960 –Grondona es autor del “Comunicado 150”, proclama del sector Azul de las FF AA, encabezadas por el futuro dictador Juan Carlos Onganía– y que contribuyó a demoler ante la opinión pública el gobierno del radical Arturo Illia (finalmente derrocado en 1966) en las revistas Primera Plana y Confirmado, entre otras, comience a agitar el fantasma de una posible dictadura en plena democracia.
Perfil también abona esta línea. En la página 28, titula: “El silencio de Cristina no tiene causas económicas”, y remarca en volanta y bajada: “Por qué Argentina no condena a Libia. El intercambio entre Buenos Aires y Trípoli se impulsó en el kirchnerismo y arroja una balanza favorable (…) Simpáticas políticas que pesan.”
LA NACIÓN Y LA DEFENSA DEL MONOPOLIO CLARÍN. El diario de Mitre, salió en su edición de ayer a la defensa del Grupo Clarín por partida doble: en primer lugar, en editorial de la página 24, critica “el combate contra los monopolios” que lleva adelante el gobierno. “En la lógica kirchnerista, los poderes concentrados dejan de ser tales cuando caen en manos de amigos del Gobierno”, enfatiza el diario de Mitre.
Según esta óptica, el Grupo Clarín pasa a ser un monopolio casi “perseguido injustamente”. Vuelve a denostar falazmente la Ley de Medios de la Democracia: “La derrota electoral de 2009 (…) los llevó a promover, con la excusa de desregular los medios de comunicación, una ley que suprime los derechos de los concesionarios de radio y TV sobre sus licencias…” Además, en la página 4 del suplemento de Economía defienden a una de las empresas del Grupo Clarín, Fibertel: “El Gobierno admite que el mercado necesita Fibertel”, titula. “Un documento oficial dice que es la única competencia contra Telefónica y Telecom”. El documento no menciona lo titulado por La Nación.
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Las declaraciones vía Twitter del vocero del Departamento de Estado estadounidense Philip Crowley, sirvieron de disparador para que de nuevo la concordancia de agendas de Clarín y La Nación se ponga de manifiesto. El “conflicto con los Estados Unidos”, una hipótesis que estos medios monopólicos intentan instalar desde la “no visita de Obama” a la Argentina, había pasado a un segundo plano en la última semana, remplazada por temas como las detenciones de los sindicalistas Venegas y Pedraza, el “narcoavión” y la siempre presente “inflación”.
Ahora, con estas declaraciones, como aún no encontraron la excusa para mencionar abiertamente conflicto, enfatizan “tensión” y “cruce” entre ambos países. Los editores de los dos diarios evidentemente se pusieron de acuerdo, pues no sólo le dan a la noticia máxima importancia en ambas tapas, sino que sus títulos son casi idénticos: “Vuelve la tensión con EE. UU. por el avión requisado” (Clarín), y “Vuelve la tensión con EE.UU. por un planteo de Timermann” (La Nación). En la volanta, Clarín menciona “armas y equipos para entrenamiento policial”, omitiendo que gran parte de ese material, que también contenía drogas, algunas vencidas, no fue declarado por los funcionarios estadounidensess y por eso está decomisado. En lugar de esto, en la bajada elige otra vez, como un boletín de prensa del Departamento de Estado, enfatizar que el país del norte exige la devolución del material incautado en Ezeiza.
Los dos medios apuestan a que la “tensión” aumentará hasta desembocar en un “conflicto”.
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A raíz de la detención del sindicalista ferroviario José Pedraza, imputado en el caso donde asesinaron al militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra, los medios hegemónicos salieron en primer lugar a desvincular al gobierno con el acto de justicia que significó el apresamiento. El paso siguiente, fue señalar primero los supuestos nexos que unirían al gobierno con los autores intelectuales del hecho. Clarín, en la página 26, publica un editorial donde inicialmente cuestiona al sindicalismo, pero que al final agita una forzada vinculación con la administración nacional. “Ahora se ha producido la detención de Pedraza, acusado de haber participado en la organización de la patota que disparó sobre un grupo de trabajadores y activistas de izquierda, y que asesinó a Mariano Ferreyra. En este caso, la CGT y los demás grupos sindicales permanecieron en silencio porque, aunque Pedraza tenía buenas relaciones con Hugo Moyano y el kirchnerismo, no pertenecía estrictamente a la coalición oficialista.” Curiosa explicación del silencio de la CGT. Clarín no menciona que una de las causas del silencio de la organización sindical puede originarse en que Pedraza está imputado en un caso donde asesinaron a un trabajador. El editorial consta de siete párrafos. A pesar de que supuestamente fustiga a los sindicalistas corruptos, la palabra “Gobierno” se repite en los últimos cuatro párrafos. La idea forzada y repetitiva martilla una y otra vez: vincular a la administración nacional con Pedraza “El caso convoca, por lo tanto, a considerar la actividad de los sindicalistas no vinculada con su función gremial de defensa de los afiliados, así como las relaciones de mutua conveniencia que muchos de ellos mantienen con el Gobierno.” De tanto insistir con lo mismo, Clarín aburre.
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Clarín incurre en una de las mayores omisiones mediáticas de que se tenga memoria respecto a la educación. Mientras el diario de Noble se rasga las vestiduras señalando los comentarios de funcionarios del Departamento de Estado de los EE UU en Twitter (ver recuadro), ayer omitió publicar los tweets del subsecretario de Inversiones del gobierno macrista, Carlos Pirovano, decretando la muerte de la educación pública. La definición de Pirovano con formato de pregunta: “¿Y si asumimos que la educación pública está muerta y con esa plata le pagamos a los chicos una escuela privada?” quedará en la antología de las más deplorables frases efectuadas por un funcionario argentino con respecto a la educación.
A pesar del valor periodístico de la definición, el diario de Magnetto decidió no mencionárselo a sus lectores. En su lugar, en la tapa, en un pequeño cuadro titula “Capital y 10 provincias, en vilo ante el inicio de clases”. Es inútil buscar en las páginas 28 y 29, junto con el vasto detalle que enfatiza que “no está garantizado” el inicio de clases, una referencia a las “definiciones” de Pirovano y el repudio que cosechó de legisladores y sindicalistas docentes. Tiempo Argentino eligió poner el tema en tapa, además de realizar una nota que toma un estudio del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) sobre la efectiva aplicación de la Ley de Financiamiento Educativo, donde se conoció que la Ciudad de Buenos Aires es la jurisdicción que menos paga a sus docentes en relación con los recursos con los que cuenta.
Clarín no sólo brinda un escudo mediático a uno de los candidatos del establishment. Está desinformando a sus lectores, privándolos de conocer la verdadera posición de un funcionario que integra el proyecto político que gobierna la Ciudad de Buenos Aires y pretende gobernar al país. Las publicaciones especiales por el Bicentenario del nacimiento de Sarmiento no le alcanzan al diario para “tapar” su verdadero rostro. Y lo peor, el diario de Magnetto muestra un reaccionario desprecio por la educación pública y un silencio cómplice con quienes decretan su “muerte”.
CENSURA EN LA NACIÓN. El diario de Mitre, en evidente censura, evitó publicar en su edición impresa el artículo de opinión del ex embajador argentino en Uruguay Hernán Patiño Meyer, quien intentaba responder a la nota escrita por el ex presidente Julio María Sanguinetti publicada en ese diario el 8 de febrero, donde se menciona al presidente uruguayo José Mujica como guerrillero “mal vestido y peor hablado” y lo señala por llevar adelante un gobierno “reñido con la tradicion cívica del país”, entre otros conceptos. Finalmente, la nota titulada “La impunidad hipoteca el futuro” se publica en Página/12. Al respecto, Horacio Verbitsky señala: “La nota del ex embajador argentino en Uruguay y en la OEA Hernán Patiño Mayer que acompaña a esta columna no fue concebida para su publicación en este diario. Patiño la envió a La Nación, a raíz de una columna publicada allí por el ex presidente uruguayo Julio Sanguinetti (...) gracias a La Nación por el regalo”.
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