En medio de las notas recordatorias por el bicentenario del nacimiento de Domingo Faustino Sarmiento, Clarín decide sacar una nota donde “analiza” los nuevos contenidos curriculares en las escuelas medias de la provincia de Buenos Aires, y de paso, embebe de su discurso mediático la actividad gubernamental. No es novedad que entre las herramientas discursivas que emplean los medios monopólicos concentrados está la instalación de la idea de un gobierno autoritario y demagógico. El domingo pasado, ya La Nación había publicado una editorial con notables contradicciones, manipulaciones y confusiones discursivas, cuyo título trataba de resumir: “peronismo, la emulación del fascismo”.
En su edición de ayer, Clarín toma este recurso utilizado por su socio y lo intenta inyectar en la percepción de la opinión pública en lo referido, en este caso, a la educación. “El escrache se estudiará desde este año en las escuelas de la Provincia”, titula el diario de Magnetto en la página 30. Lo más llamativo es la bajada con la cual se presenta a esta noticia: “Esta modalidad fascista se iguala con piquetes y pintadas. Se enseñará en 5º año.”
El diario de Noble toma la posta de La Nación y trata de comparar al gobierno democrático con una expresión de poder autoritaria. “A veces el camino al infierno pedagógico está lleno de buenas intenciones, y de profundas confusiones. A partir de este año, en las escuelas medias de la provincia de Buenos Aires se enseñará con nuevos contenidos la materia Política y Ciudadanía. Será un curso de civismo y una apología a la tan deseada y necesaria participación. Pero de acuerdo a un documento generado por el propio ministerio provincial, se conciben explícitamente a los escraches, piquetes y pintadas como ‘distintas modalidades de participación política’.” El primer punto a analizar, es a qué se refiere Clarín con “infierno pedagógico”. ¿La pedagogía es un infierno? ¿“Demonios” dictan clases? ¿Se referirá a las condiciones de enseñanza y aprendizaje? ¿O se está, nuevamente, “satanizando” al gobierno? No está claro. Lo segundo, al decir “un curso de civismo y una apología a la tan deseada y necesaria participación” se huele una leve ironía. Lo tercero, y un punto altamente cuestionable, ¿acaso los escraches, los piquetes y las pintadas “no son” modalidades de participación política? Para Clarín, no son modalidades de participación “aceptables”, según este artículo.
El diario de Magnetto se pregunta: “¿Escrachar es participar? ¿O es hacer justicia a través de una agresión contra alguien a quien se concibe culpable más allá de lo que enuncien los tribunales del Estado? ¿Son las pintadas formas de participación, o implican una irrupción no consensuada (sobre todo por los dueños de las paredes en las que las pintadas políticas se realizan) precisamente de la antipolítica? También hay una convalidación a la metodología de los piquetes.” El diario no sólo niega la validez y la vigencia de estas modalidades de protesta, también instala el precedente de una regresión temporal e ideológica: la de eliminar, suprimir, reprimir, invalidar, menospreciar toda expresión política y social que surge por fuera de los canales institucionales establecidos. La crisis de 2001, tan fuertemente agitada por los medios hegemónicos como un “fantasma” que amenazaría falazmente con repetirse hoy, con sus cacerolazos y escraches, no fue producto de los dictados de un gobierno o la de los canales institucionales habituales. Los escraches de algunos “ruralistas” a funcionarios durante el conflicto por las retenciones en 2008, también poderosamente fogoneados por los medios hegemónicos, tampoco. Sin embargo, expresan una modificación del estado político-social, e implican una demanda, un pedido o una interpelación.
Clarín también se dedica a denostar “la convalidación de la metodología de los piquetes” convertido en adalid de la “libre circulación” derechista de algunos ciudadanos. Implícitamente, el diario de Magnetto está avalando la represión y la criminalización de la protesta social. No sólo pide que los alumnos de las escuelas bonaerenses no tengan una currícula acorde a los tiempos actuales y dejen de lado una realidad que muchas veces observan en sus barrios. Quiere que los medios hegemónicos se encarguen de mostrarle a los alumnos bonaerenses y a los jóvenes en general que los escraches son una falta de respeto, y que los piqueteros son criminales que merecen ser reprimidos. ¿Quiénes son los “fascistas”? ¿No serán aquellos medios que, como Clarín, preconizan la criminalización de la protesta social, ensayan un pedido de retorno de la “mano dura” y se arrogan el derecho desde su multimedios de “educar” mostrando que los piqueteros son criminales? Cuidado, porque los medios hegemónicos también lavan cerebros
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