Entrevista con el presidente de la afsca
Mariotto: “Magnetto necesita a opositores que le respondan”
Publicado el 26 de Diciembre de 2010
Por Hernán Cocchi-Tiempo Argentino
El titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual analizó el rol del periodismo en los discursos xenófobos. Evaluó los efectos de la democratización del espectro radioeléctrico.
La foto con Hebe está buena”, dice, sonriente, el titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA), Gabriel Mariotto, mientras levanta de su escritorio la imagen encuadrada en la que se mira cómplice con la dirigente de Madres de Plaza de Mayo. En otro cuadro, la presidenta Cristina Fernández sostiene un muñeco del “Néstornauta”. “Esta también me gusta”, sentencia. Detrás del funcionario, un póster con el mapa de medios realizado por una consultora privada grafica el poder concentrado del Grupo Clarín. Las flechas se cruzan, las empresas se subordinan casi naturalmente. “Pronto, este escenario va a cambiar y, además, esta información se publicará en la Web de la AFSCA y será de acceso gratuito”, afirma con orgullo mientras señala el intrincado esquema.
Los televisores sin volumen nunca se apagan en la oficina de Mariotto. Al mejor estilo Gran Hermano, el hombre que comenzó en los años ochenta con una FM comunitaria en Lomas de Zamora mira por el rabillo del ojo todos los canales de noticias en simultáneo, mientras dialoga, ya con cara seria, con Tiempo Argentino.
–Estas últimas semanas, con el tema de las tomas, se vio mucha xenofobia en los medios, sobre todo en los electrónicos. ¿Hasta dónde la responsabilidad es del medio?
–Quienes transgreden las leyes de discriminación pueden ser sancionados. Lo que hace la Autoridad Federal de Aplicación es activar el Observatorio de la Discriminación en los medios. Cuando se relanzó ese observatorio sufrimos una estigmatización y una crítica muy grande. Los medios del sistema hablaron del Observatorio de Medios, quitando la palabra “discriminación”, para hablar de una garita que buscaba condicionar contenidos. Trabajamos sobre las construcciones discriminatorias. Los productores, cronistas, expresan sus prejuicios estéticos sin reflexionar y caen en discriminación. Lo que hace este Observatorio es llamar a los protagonistas de esos acontecimientos y reflexionar acerca de esa construcción sintagmática. Se han logrado buenos resultados, porque a veces, en el uso del medio de comunicación, cuando se lo hace sin responsabilidad, naturalmente ni reflexión, se opina lo que se quiere (y eso está muy bien) pero se cae en la discriminación.
–¿Qué responsabilidad tiene el medio? En esto de que no lo pensó y salió o el vivo…
–El vivo o no vivo es sólo una oportunidad. Lo que hay es un concepto muy sesgado y creo que hay un prejuicio estético muy propio de un sector social que no reflexionó demasiado, que ha incorporado una cultura muchas veces promovida desde lugares institucionales, y desde el uso y costumbre de los medios desde la dictadura en adelante. Esto trae consigo un espacio de desprecio profundo. El uso del medio de comunicación, ya sea por parte de los dueños de las licencias o por parte de los trabajadores de prensa, merece que se opine libremente, pero que se reflexione, no decir lo primero que se te venga a la boca, expresando ese prejuicio estético formado en la conciencia de ese ciudadano por años: los negros son malos, los rubios son buenos, por ejemplo. Los que se visten de traje y corbata son confiables, los que usan gorrita son pibes chorros. Prejuicios estéticos que se han moldeado en una cultura del sistema, auxiliados por una condición monopólica. El chamamé es música violenta porque termina con un cuchillazo y el vals es una danza paqueta. Quizá la discriminación es lo más doloroso, no solamente es una situación comunicacional más, sino que produce un gran dolor, una gran angustia ver cómo desde los medios de comunicación se desprecia.
–¿El ejemplo paradigmático fue Sandra Borghi que habló de “inmigración de baja calidad”?
–Puede ser que Sandra Borghi piense que sería bueno para la Argentina que no haya inmigración de ningún tipo, más allá de todos los antecedentes históricos, sociales y económicos que conformaron nuestra sociedad, pero es su opinión, que dista 180 grados de la de la gente con sensibilidad. Lo que tiene que hacer es sostener lo que dice, pero reflexionando para sostenerlo sin discriminar.
–¿Hubo una especie de efecto multiplicador que replicaba ese discurso xenófobo?
–Cuando no hay pluralidad, cuando hay medios condicionados por la agenda y la mirada monopólica, esto excede al monopolio, que impone su agenda porque el resto de los medios baila al ritmo de esa agenda. Mientras no haya diversidad, pluralidad, esa agenda del sistema que reproduce una serie de aspectos que condicionan la democratización, es como un aparato de reproducción de un esquema de dominación y la discriminación está íntimamente ligada a reproducir un esquema de dominación.
–En el despacho están encendidos cerca de 10 televisores. Se vieron en vivo y en directo las marchas, los conflictos y los muertos. ¿Cuánto convoca la tele?
–La tele convoca. Cada vez que la ciudadanía avanza en conciencia y organización, la tele pasa a ser un aspecto más de la cotidianeidad. Es sistemático que cuando no hay partidos de fútbol, desde que terminó el campeonato, el móvil en vivo de los canales de cable, que antes retransmitían el fútbol porque ahorraban costos de producción con un buen rating, manden al móvil a un lugar donde pueda haber alguna manifestación. Y termina cuando empiezan los programas pagos. Si a las 22, llega el programa de Grondona, el Canal 26 deja de transmitir en vivo tal o cual conflicto. Se apaga la luz, se apaga el conflicto. Si a las 22 llega la lotería en Crónica, se termina el móvil, se apaga la luz y se apaga el conflicto. Recuerdo cuando en el ’79, el Ayatollah Khomeini de Irán llevó adelante la revolución contra el sha. Las cámaras de la televisión norteamericana se encendían sin audio y los manifestantes, que estaban en ese momento frente a la Embajada de los EE UU, hacían gestos, no gritaban porque ya les habían tomado el tiempo de que el audio venía después. Cuando prendían el micrófono, empezaban a gritar. El acto para la televisión. Los productores, cuando recibían llamadas para los conflictos, preguntaban si iban a quemar gomas: una cosa es un corte con humo y otra un corte sin humo.
–Antes, cuando había un conflicto, primero sucedía y después se notificaba a los medios y ellos lo reproducían. Ahora parece que se convoca a los medios para que ese conflicto exista.
–Sobre todo hay un esquema opositor que funciona a partir de la potencialidad que le puede dar el medio de comunicación a un determinado hecho. La construcción de un modelo de país como este se hace más allá de la agenda mediática. Hay cientos, miles de encuentros, de actividades, de espacios de reflexión que no llaman al medio de comunicación para que se cubran. El espacio opositor no construye como corresponde de acuerdo a los cánones de participación popular, que sin el punto de rating no tiene la representatividad por fuera del medio de comunicación. Por eso hay una unidad de concepción entre Magnetto y muchos sectores de la oposición: son como un hipopótamo y un pájaro, se necesitan sistemáticamente. Magnetto necesita que haya hombres y mujeres de la oposición que, si tuvieran oportunidad de ocupar un espacio de gobierno, respondan a sus intereses y, para que eso ocurra, Magnetto les da aire en los diarios, en los sets televisivos. La oposición está íntimamente ligada a la potencialidad que le pueda dar el grupo monopólico. Hay un espacio de construcción política que se sostiene en el proyecto nacional de Néstor y Cristina, que construye más allá de ser visibilizado por los medios: se sabe que el monopolio no va a hacer visible nada. Si te ilumina algo que está ocurriendo, es para criticar, para estigmatizar, para despreciar.
–¿Alcanza con la Ley de Medios o hay que pensar en un código de ética periodística?
–La Ley de Medios va a permitir en su pleno ejercicio la pluralidad y diversidad a la que jamás asistimos en la Argentina. En ese marco se van a generar condiciones objetivas para una nueva instancia comunicacional, que va a potenciar distintas acciones hoy invisibilizadas. Si sin iluminar esas acciones, los medios no pueden detenerlas cuando hay sueños, decisiones, voluntad, militancia, cuando haya alguien que les dé un poquito de envión, se van a potenciar mucho más, y en el marco de la pluralidad es muy importante.
–Los nuevos medios también tienden a reproducir la agenda y a lo sumo sientan otra posición.
–Porque todavía no podemos advertir la potencialidad que nos da la pluralidad y la diversidad. Seguimos siendo condicionados por el esquema. Sostenemos siempre un apotegma que dice que la Historia la escriben los que ganan. Cambiémoslo por la Historia la ganan los que escriben. Si vos tenés la oportunidad de escribir y advertir que hay otra agenda, otras posibilidades, otras noticias, otras realidades, vas generando otra agenda. El corset sigue siendo el del sistema.
–Esta semana que pasó, nació un nuevo canal de televisión en Neuquén: Televisión Central. Esos proyectos, ¿estaban latentes y salieron a la luz con la Ley de Medios o surgen a raíz de la Ley de Medios?
–La comunicación en la Argentina existe por la vocación de los ciudadanos de poder ejercer la libertad de expresión. La ley viene a reparar los conflictos que han tenido esos sectores o ciudadanos cuando quisieron emitir, porque chocaban contra el sistema. La idea surge del pueblo. El Ejecutivo advierte y envía un proyecto de ley con gran participación de la ciudadanía para proteger y reparar esa acción, y potenciarla de alguna manera, pero no es un invento de esa ley. Es un invento de la sociedad: la ley va a poner legalidad a la legitimidad de origen de esa acción. Eso es muy peronista. Que ocurran las cosas y reparar los derechos.
–El 2011 será un año electoral. ¿Eso puede condicionar el avance de la aplicación plena de la Ley de Medios?
–Que sea un año electoral ha sido de gran beneficio para los que no quieren cambiar nada, porque el monopolio condicionaba a la política porque sabía que la política necesitaba del medio para asistir a las elecciones. Néstor y Cristina han roto con esos condicionamientos y han jugado de cara a la construcción con la sociedad, con el pueblo argentino, y no necesitan del auxilio de ningún medio de comunicación, sino que la profunda democratización que se lleva adelante en este aspecto es el capital electoral que tenemos para 2011. El poder hoy ve que por primera vez está siendo cuestionado. El gobierno no es poder. El gobierno es un instrumento. Después de la crisis de 2001, y hasta que llegó Néstor, el poder está siendo cuestionado, si no los gobiernos lo que hacían era llegar a esa función ejecutiva para tratar de chuparle las medias al poder y asimilarse a los poderes de turno.
–La gobernabilidad…
–Claro. El teorema del dirigente radical Raúl Baglini es el teorema de la desesperanza, de la resignación. “Cuánto más cerca del poder más lejos de los ideales”, dijo Baglini y Néstor lo cambia con “no dejar las convicciones en la puerta de la Casa Rosada”. Es un cambio de matriz ideológica profunda.
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