lunes, 6 de diciembre de 2010

Según La Nación, Cristina tuvo suerte: se le murió Néstor (Diario Registrado)

El diario de los Mitre sostiene que, con su muerte, Néstor Kirchner "habría prestado a su esposa un último servicio invalorable: el de ausentarse en el momento oportuno". Además infiere un "giro" en las políticas gubernamentales y otros dislates.





La Nación y uno de sus principales columnistas, Carlos Pagni, vuelven hoy sobre una… “tesis” (llamémosla así) de lo más descabellada: gracias al fallecimiento de Néstor Kirchner, el gobierno de Cristina salvó el pellejo político. Con su muerte, “el ex presidente habría prestado a su esposa un último servicio invalorable: el de ausentarse en el momento oportuno, cuando todavía había tiempo de salvar al edificio de un derrumbe que las elecciones del año 2009 ayudaron a prever”, dice hoy el escriba en el artículo titulado “Sin Kirchner, las crisis ya no son huracanes”.

“Del diálogo con numerosos funcionarios –dice Pagni, aunque sin aclarar quiénes son esos funcionarios– se infiere que la muerte de Kirchner liberó a su equipo de un pasivo que estaba determinando el hundimiento de la empresa”, es decir del gobierno y del Estado. Para el inefable autor, además, “los discípulos del santo –así llama Pagni al ex presidente– comienzan a abandonar sus enseñanzas. Se alarman por la inflación, golpean a las puertas del Fondo Monetario Internacional (FMI), ofrecen al Club de París el generoso pago de la deuda, y hasta prometen un aumento de tarifas”.

El escriba mitrista ve así un “giro” de las políticas del gobierno que confirmaría otra “tesis” del mitrismo: nadie del gobierno estaba de acuerdo con Néstor Kirchner. “La velocidad de estos giros –afirma– desnuda una información inconveniente: las decisiones de Kirchner despertaban entre sus colaboradores (otra vez: no sabemos quiénes) más desconfianza que la que permitían imaginar los juramentos inquebrantables realizados sobre el féretro. También se entrevé ahora que muchas advertencias y críticas de la oposición y del mercado tenían más credibilidad entre los funcionarios que la que ellos podían admitir”.

Luego, al referirse al acuerdo social y al diálogo entre gobierno, CGT y empresarios, Pagni se hace varias preguntas entre las cuales figura una, que pone en primer lugar, bastante significativa: “¿Se puede tramitar un acuerdo empresarial con un gobierno que con tal de quedarse con una compañía es capaz de fraguar contra sus propietarios una denuncia por crímenes de lesa humanidad?”.

La Nación, tanto como al dúo Magnetto-Noble, azuzan la cantinela de que el gobierno se quiere “quedar” con Clarín para lo cual “fragua” la posible apropiación de dos hijos de desaparecidos por Ernestina Herrera. La realidad desmiente lo primero y la Justicia, más pronto que tarde, dirá si es no verdad lo segundo.

Para terminar, Pagni alcanza en su libelo el límite del cinismo, al decirnos y, sobre todo, decirse: “A la esposa y a los sinceros amigos del ex presidente les debe resultar intolerable que una ausencia tan dolorosa para ellos sea, al mismo tiempo, muy saludable para el Gobierno...” ¿Cinismo? Tal vez perversión







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