Pese a sus explícitas referencias a la geografía del Chaco, la puesta no solamente recorrió con suceso las diversas salas provinciales sino que también cosechó elogios durante sus actuaciones en Rosario, ciudades de Neuquén, La Plata y, ahora, Buenos Aires.
“Pese a las distancias y a las diferencias, me parece que desde un lugar específico logramos volcar un aprendizaje que refiere a una problemática amplia y reconocible”, explicó Ibarra a Télam.
Apoyado en las canciones compuestas por Seba y volcadas en el álbum homónimo, el guión que armó junto a Siri (también bajista de su banda), propone un encuentro de culturas.
El hacedor de los álbumes "Collage de río", "Palimay" e "Infrenable Paraíso"), contó que en la trama de “Tierra Verde” “mi personaje vive cerca del río y el de Mauro llega desde la ciudad y está un poco perdido porque no le gusta el piso de tierra ni los mosquitos”.
“Pero aún así -abundó el cantautor- se va armando un diálogo y cada uno se va convenciendo de que cada lugar tiene su propio valor sin desmerecer a ninguno”.
El proyecto de “Tierra Verde” nació solamente como un hecho musical a partir de ocho canciones de Ibarra que, además, dieron forma al primer disco para chicos publicado en el Chaco.
Sin embargo, para trasladar ese relato sonoro a escena, la dupla ideó un guión más amplio, sumó personajes, incluyó un cuento de Gustavo Roldán y se valió de una pantalla sobre la que trabaja una mano que dibuja y va interviniendo la historia.
Al margen de los talentos musicales de ambos artistas, la puesta resume parte de la experiencia de Ibarra como docente de música para niños y también explicando el sistema hídrico a los adolescentes chaqueños.
“En una época -recordó- los sábados daba clases de música a los chicos de Puerto Vilelas y, más tarde, trabajé con adolescentes a los que les contaba sobre los ríos y las lagunas de la provincia”.
Gracias a esas vivencias, Ibarra fue armándose de un repertorio capaz de combinar lo expresivo y lo educativo y tuvo como primer oyente a su hijo Yamil, que ahora tiene 10 años.
“Yamil -confesó Seba- me hizo redescubrir durante su crecimiento cosas que no recordaba sobre mi propia infancia y me gustó poder retratar ese proceso y que, después, él también participara de esta idea”.
Para el trovador litoraleño, este repertorio para chicos no se diferencia demasiado de lo que vuelca en su obra formal ya que, detalló, “creo que la dirección es la misma aunque acá hay una cosa más brillante”.
Además, del protagonismo de Siri (“que tiene una gran cultura pop y garantizó la luminosidad de las canciones”, subrayó), de la puesta también participan los otros dos integrantes de su grupo: el percusionista Esteban Peón y el guitarrista Guido Romero Scherf.
“Tierra Verde” añade dibujos originales de Luciano Acosta, cámara de Eduardo Bustamante, diseño de iluminación de Adriana Rial, dirección de video y operación de imágenes de Julián Matta, escenografía y vestuario de Lucía Saravia y el sonido de Mauro Ierace.
El espectáculo declarado de Interés Cultural y Educativo por la Cámara de Diputados del Chaco, rematará su serie porteña con tres funciones: mañana, el jueves y el sábado, siempre a las 15, en una de las salas de Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131).
“Siento que al participar de esta temporada, venimos a aprender -sostuvo- porque venimos de un lugar donde no hay siquiera discos y estamos en un lugar donde hay un montón de movimiento”.
En el mismo sentido, abundó que “mi idea principal es absorber aprendizaje para contribuir al movimiento cultural de mi provincia al que siento en ebullición. Es un modo de aprender cosas y transmitirlas para poder legitimar recursos como un modo de evolucionar y aportar”.
Seba también añadió que “soy consciente que estamos haciendo una movida nueva que es interesante y que sigue líneas trazadas por un referente como Coqui Ortiz o la ruptura realizada por Zito Segovia a partir de jugar y mezclar culturas distintas, que es algo que nos da permiso para hacer diversas cosas”.
Aunque tampoco descuida la música para adultos (que el domingo a la noche brilló en el Café Vinilo), adelantó que “tengo bosquejos para un `Tierra Verde II”.
“Pese a las distancias y a las diferencias, me parece que desde un lugar específico logramos volcar un aprendizaje que refiere a una problemática amplia y reconocible”, explicó Ibarra a Télam.
Apoyado en las canciones compuestas por Seba y volcadas en el álbum homónimo, el guión que armó junto a Siri (también bajista de su banda), propone un encuentro de culturas.
El hacedor de los álbumes "Collage de río", "Palimay" e "Infrenable Paraíso"), contó que en la trama de “Tierra Verde” “mi personaje vive cerca del río y el de Mauro llega desde la ciudad y está un poco perdido porque no le gusta el piso de tierra ni los mosquitos”.
“Pero aún así -abundó el cantautor- se va armando un diálogo y cada uno se va convenciendo de que cada lugar tiene su propio valor sin desmerecer a ninguno”.
El proyecto de “Tierra Verde” nació solamente como un hecho musical a partir de ocho canciones de Ibarra que, además, dieron forma al primer disco para chicos publicado en el Chaco.
Sin embargo, para trasladar ese relato sonoro a escena, la dupla ideó un guión más amplio, sumó personajes, incluyó un cuento de Gustavo Roldán y se valió de una pantalla sobre la que trabaja una mano que dibuja y va interviniendo la historia.
Al margen de los talentos musicales de ambos artistas, la puesta resume parte de la experiencia de Ibarra como docente de música para niños y también explicando el sistema hídrico a los adolescentes chaqueños.
“En una época -recordó- los sábados daba clases de música a los chicos de Puerto Vilelas y, más tarde, trabajé con adolescentes a los que les contaba sobre los ríos y las lagunas de la provincia”.
Gracias a esas vivencias, Ibarra fue armándose de un repertorio capaz de combinar lo expresivo y lo educativo y tuvo como primer oyente a su hijo Yamil, que ahora tiene 10 años.
“Yamil -confesó Seba- me hizo redescubrir durante su crecimiento cosas que no recordaba sobre mi propia infancia y me gustó poder retratar ese proceso y que, después, él también participara de esta idea”.
Para el trovador litoraleño, este repertorio para chicos no se diferencia demasiado de lo que vuelca en su obra formal ya que, detalló, “creo que la dirección es la misma aunque acá hay una cosa más brillante”.
Además, del protagonismo de Siri (“que tiene una gran cultura pop y garantizó la luminosidad de las canciones”, subrayó), de la puesta también participan los otros dos integrantes de su grupo: el percusionista Esteban Peón y el guitarrista Guido Romero Scherf.
“Tierra Verde” añade dibujos originales de Luciano Acosta, cámara de Eduardo Bustamante, diseño de iluminación de Adriana Rial, dirección de video y operación de imágenes de Julián Matta, escenografía y vestuario de Lucía Saravia y el sonido de Mauro Ierace.
El espectáculo declarado de Interés Cultural y Educativo por la Cámara de Diputados del Chaco, rematará su serie porteña con tres funciones: mañana, el jueves y el sábado, siempre a las 15, en una de las salas de Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131).
“Siento que al participar de esta temporada, venimos a aprender -sostuvo- porque venimos de un lugar donde no hay siquiera discos y estamos en un lugar donde hay un montón de movimiento”.
En el mismo sentido, abundó que “mi idea principal es absorber aprendizaje para contribuir al movimiento cultural de mi provincia al que siento en ebullición. Es un modo de aprender cosas y transmitirlas para poder legitimar recursos como un modo de evolucionar y aportar”.
Seba también añadió que “soy consciente que estamos haciendo una movida nueva que es interesante y que sigue líneas trazadas por un referente como Coqui Ortiz o la ruptura realizada por Zito Segovia a partir de jugar y mezclar culturas distintas, que es algo que nos da permiso para hacer diversas cosas”.
Aunque tampoco descuida la música para adultos (que el domingo a la noche brilló en el Café Vinilo), adelantó que “tengo bosquejos para un `Tierra Verde II”.
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