miércoles, 16 de mayo de 2012

“Un buen espectáculo para niños es uno en el que el adulto asiste y se divierte”

Carolina Elrich y Ximena Bianchi hablan de las compañías de títeres que integran y de la importancia de los muñecos como herramienta de comunicación. Trabajan para toda la familia con partes vocales y de actuación.
Que la oferta teatral de Buenos Aires es más que extensa no es un secreto para nadie, y que dentro de ella, el segmento para niños ocupa una gran parte, mucho menos. Desde hace décadas las compañías teatrales El Bavastel y el Grupo de Catalinas Sur persisten con la idea de entretener a grandes y chicos por igual, y siempre con la independencia como aliada. En ambas, el mundo de los títeres vive como un concepto a desarrollar, siendo el estreno de Popigami y la reposición de El Ratón de invierno una reafirmación de ambos grupos por entretener a quien quiera que se pose delante de ellos. “Nosotros somos un grupo comunitario que nació a finales de la dictadura”, dice Carolina Erlich, cara visible de la compañía El Galpón de Catalinas. “En la época de Cacciatore no se podía hacer nada dentro de las escuelas que no fuera curricular. Así se formó una mutual por parte de algunos padres que decidieron hacer teatro como una forma de resistencia. En ese momento yo era muy chica, pero con el tiempo me sumé al proyecto y comenzamos a hacer teatro en plazas y más tarde temporada en teatros. Tiempo después salió la oportunidad de alquilar El Galpón de Catalinas, un espacio en el que estamos hasta ahora. Luego hicimos una sala, lo que dio origen a muchas actividades –entre ellas la compañía de títeres–, con un elenco que nació gracias al galpón. En la compañía somos 300, mientras que en el elenco de títeres somos unos 15”, aclara.

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