miércoles, 13 de junio de 2012

Una noche para celebrar cine argentino

Los galardones que entrega la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina consagraron como mejor película a Las acacias, ópera prima de Pablo Giorgelli. Hubo premios para El gato desaparece, de Carlos Sorín, y El estudiante, de Santiago Mitre. La fiesta del cine argentino se celebró el lunes por la noche en el Teatro Avenida, donde no faltaron fuertes emociones, incrementadas por los homenajes programados. La ópera prima de Pablo Giorgelli, Las acacias, fue elegida la mejor película del 2011 en la 60º entrega de los Premios Cóndor de Plata que otorga la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina. “Es un tremendo honor”, dijo el director del film ganador de la Cámara de Oro en el Festival de Cannes 2011, que refleja el viaje que emprende un camionero desde Paraguay a Buenos Aires transportando casi por obligación a una mujer y su beba, con quienes va incrementando sus afectos a medida que el recorrido avanza. Una vez que la presidenta del Incaa, Liliana Mazure, le entregó el Cóndor, Giorgelli manifestó: “Quiero agradecer mucho a los cronistas por este premio, pero especialmente por el de mi mujer”, en referencia a la montajista de la película, María Astrauskas, que se llevó el segundo Cóndor de Plata para Las acacias en la ceremonia conducida por Gabriela Radice y Pablo Marcovsky. La premiación estuvo más repartida que en ediciones anteriores. Las otras películas que más se destacaron fueron El gato desaparece, de Carlos Sorín, y El estudiante, de Santiago Mitre. La primera fue la que más premios conquistó: se alzó con cinco Cóndor de Plata. Sorín fue reconocido como el mejor director. Al subir a recibir su premio, el director de Historias mínimas reveló lo que le sucede con la “vida” de sus películas: “A mí me pasa una cosa con ellas: las cuido y las amo mientras las hago y después las empiezo a odiar apenas las termino, porque después de haber hecho una película pienso: ‘Podría haber hecho esta toma de otra manera, podría haber puesto el sonido de otra manera, podría haber hecho un montaje de otra manera’. Y entonces, las termino odiando. Por eso no estaba preparado para recibir este premio”. Por otra parte, Sorín no dejó de considerar la obtención del galardón como algo “lindo, más con una película así, de género: es un film con el que intenté imitar a los grandes maestros, a los grandes directores que yo amé y adoré durante mi adolescencia y mi juventud. Y los sigo amando”. Los protagonistas de El gato desaparece, Luis Luque y Beatriz Spelzini, fueron galardonados como Mejor Actor y Mejor Actriz, respectivamente. “No suelo estar nerviosa arriba de un escenario, pero hoy es distinto”, señaló Spelzini, que no la tenía fácil: competía con Susú Pecoraro, Graciela Borges, Julieta Díaz y Erica Rivas. Y agradeció “a la vida que me permitió desarrollar, elegir y seguir adelante con esta profesión tan maravillosa”. Luego, Spelzini miró a Pecoraro –protagonista de Verdades Verdaderas. La vida de Estela–, y dijo: “La veo a Susú y me acuerdo del Conservatorio, de aquellos momentos en que soñábamos con ser actrices, oficio que amo y al que agradezco seguir perteneciendo”, completó. Luque no fue de la partida y en su representación subió Sorín a recibir el premio, quien bromeó con las costumbres del actor. “Pipo, ¿dónde estás? No es extraño que no esté acá porque no se debe haber enterado. No tiene teléfono celular ni Internet, pero se lo localiza en un bar que queda en la calle Uriarte, en Palermo”, comentó el cineasta, cuya película también obtuvo el Cóndor a la Mejor Música Original y al Sonido. La Mejor Opera Prima fue El estudiante, que tenía como gran competidora a Las acacias. Cuando Mitre subió al escenario a recibir el Cóndor no se olvidó de las dificultades que tuvo para poder concretar su primer largometraje. “Es algo que digo siempre, pero esta película se hizo sin apoyo estatal ni de ningún organismo internacional. Se presentó en muchos lugares y no conseguimos apoyo, así que los que me ayudaron a hacerla fueron mis amigos –que, además, por suerte son mis productores–, todo el equipo técnico y los actores. Así que lo comparto porque el premio es para ellos que son los que hicieron la película”, comentó Mitre. El protagonista del film, Esteban Lamothe, fue reconocido como Revelación Masculina por su composición de un joven del interior que viene a estudiar a la UBA y se encuentra con un mundo de militancia política universitaria, del que no tardará en formar parte y pelear, entonces, su ascenso en las ligas mayores y –también– más oscuras. Otro Cóndor importante que cosechó Mitre fue por el Guión Original. Como Mejor Guión Adaptado triunfó el de Aballay, el hombre sin miedo, el film menos reconocido si se tiene en cuenta que estaba nominado a once Cóndor de Plata, de los cuales sólo obtuvo tres: además del mencionado, Aballay fue premiado en el rubro Fotografía, y Claudio Rissi fue considerado el Mejor Actor de Reparto. El guión, adaptación del cuento homónimo del escritor Antonio Di Benedetto, fue escrito por Fernando Spiner –también director–, Javier Diment y Santiago Hadida. Cuando Spiner subió junto a sus colegas a recibir el Cóndor contó que Di Benedetto escribió ese cuento en la cárcel durante la dictadura militar. “No le permitían escribir ficción, y entonces, él se las ingenió haciendo cartas a su hermana y a una amiga. Empezaba las cartas señalando: ‘Anoche tuve un sueño...’. Y luego, en letra microscópica en varias cartas fue escribiendo Aballay. Es un cuento sobre la violencia. Y siempre me produjo una tremenda admiración que una persona atravesada por la violencia del terrorismo de Estado pudiera escribir un cuento en el que se ponía en el lugar del violento y podía contar cuánto sufre el violento por su propia violencia”, analizó el cineasta. Como Revelación Femenina ganó Elena Roger, protagonista de Un amor, tercer largometraje de Paula Hernández que relata el reencuentro de dos hombres y una mujer que formaron un triángulo amoroso durante su adolescencia. El Mejor Documental fue Tierra sublevada 2: Oro negro, de Fernando “Pino” Solanas, quien expresó que quienes hacen documentales “tienen una actitud de afecto y de amor muy grande por nuestro país”. “Con ellos quiero compartirlo. Y, por supuesto, con todos esos extraordinarios actores, los trabajadores del petróleo: Pepino Fernández, la Mary, Eduardo Paliza”, comentó el director de La hora de los hornos. La Mejor Actriz de Reparto fue Verónica Llinás por su participación en Cerro Bayo, de Victoria Galardi. Hubo varios homenajes durante la ceremonia. Todos aplaudieron a Estela de Carlotto, quien estaba presente, acompañada por Susú Pecoraro. El primer gran homenaje fue para Leonardo Favio, del que se encargaron Federico Luppi y Graciela Borges (ambos trabajaron con él). “Estamos emocionados porque nos hayan pedido al flaco y a mí recibir este premio en nombre de Favio. Nos llena el corazón de alegría. Hemos sido sus títeres. Pero no fue tan así porque fuimos tratados como seres humanos y como preciosos seres humanos en esos ojos maravillosos de su cámara que lo que hacen siempre es mirar con una enorme piedad y con un profundo amor”, comentó Borges. En tanto, Luppi expresó: “Ustedes tal vez lo saben: el día que se despliegue la tela de la historia argentina, no solamente de la cultura o del cine, la historia, el grueso, habrá seguramente de manera indeleble una marca que diga: Leonardo Favio. Una de las pocas personas que en la industria del cine transmitió solamente tres cosas de manera permanente con notable seguridad y con profunda entereza: humanidad, humanidad y humanidad”. Todos aplaudieron de pie. También fueron homenajeados los actores Juan Manuel Tenuta y Julia Sandoval, y los periodistas Carlos Morelli y Rómulo Berruti. La directora del Programa Escuela y Medios del Ministerio de Educación de la Nación, Roxana Morduchowicz, recibió una mención de honor que le entregó la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. Y Emilio del Guercio interpretó “Tema de Pototo”, mientras la pantalla del Teatro Avenida mostraba las imágenes de los artistas que fallecieron en este último tiempo, incluyendo, lógicamente, a Luis Alberto Spinetta.

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