Claudio D. Minghetti
“Nestor Kirchner”, el documental de Paula de Luque que busca encuadrar al ex presidente dentro del pasado reciente, el presente y la perspectiva del futuro que dejó trazada, se proyectará el sábado en el Luna Park y se estrenará el 22 en 120 salas.
Un día más tarde se verá en una función especial del Festival de Cine de Mar del Plata.
En febrero de este año, Paula de Luque, directora de “El vestido” en 2008, y de “Juan y Eva” en 2011 (en la que recreó el encuentro entre Juan Domingo Perón y Eva Duarte con el fondo del 17 de octubre de 1945), se hizo cargo de la pata cinematográfica del proyecto impulsado por Fernando “Chino” Navarro y Jorge “Topo” Devoto bajo el título “Néstor por todos”.
A poco del inesperado adiós de Néstor Kirchner que sacudió a los argentinos el 27 de octubre de 2010, Navarro y Devoto lanzaron en Internet la convocatoria multimedial “Néstor por todos”, donde se invitaba a los internautas a aportar imágenes de todo tipo que tuviesen relación con el santacruceño, y la idea de que de esa suma, entre otras piezas, surgiera un filme.
Una exposición itinerante y la edición de un libro, precedieron al comienzo de la edición de la producción, que contaría con participación en el guión del periodista Carlos Polimeni, asesoramiento histórico de Ricardo Forster y dirección de Israel Adrián Caetano.
Con la entrada de la directora De Luque, en febrero de este año, el proyecto pegó un nuevo giro, encaminado a su versión definitiva.
“Me había enterado de que no se iba a seguir adelante con el corte de Caetano por los diarios, y que se iba a convocar a otro director y yo estaba entre los posibles candidatos”, recuerda De Luque.
“Un día sonó el teléfono y era `Topo´ Devoto que me llamaba para proponerme formalmente esa responsabilidad que me sorprendió”, añade la cineasta en diálogo con Télam.
La directora, que además está al frente del Festival Unasur Cine de San Juan indica que “me gusta aclarar que no tomé la posta de un colega, que no toque ese corte ni edité nada, sino que mi primera condición frente a la productora fue hacer una película mía, más allá de que su usaría algo de esas 600 horas de material de archivo que servían de respaldo al proyecto”.
“Desde cero”, grafica la realizadora en referencia al hecho de que cuando fue convocada se propuso no usar como borrador lo hecho hasta ese momento, sino, por lo contrario, dejarse llevar por sus propias convicciones acerca del género y volcar una mirada propia sobre el personaje y su historia, privada o pública, en auténtica dimensión.
“Otra de las condiciones que puse es que no sólo iba a usar ese material de archivo de la gente sino que iba a filmar otro propio. Me gusta poner la cámara y lo hice por casi dos meses, en varios lugares del país, una hipótesis posible con la colaboración de Polimeni, que se siguió construyendo cuando salimos a filmar, con una cámara al hombro”, repasa De Luque.
“Mi idea era eludir el homenaje post mortem, el golpe bajo, los que ya lloramos la muerte de Néstor no necesitamos una película sobre eso, así que eludí el obituario. Cuando murió Néstor estaba escribiendo el 17 de octubre de `Juan y Eva´, que fue un hecho tan verdaderamente espontáneo como el de la despedida a Néstor”, compara aludiendo, además, a los autoproclamados “cacerolazos espontáneos”.
“En esos tiempos era curioso que peronistas y opositores usaran imágenes de San Martín, y así se vio en la Marcha por la Constitución y La Libertad organizada por la derecha, encabezada por el embajador estadounidense Braden, más el Partido Comunista, el Socialista, la UCR y la Sociedad Rural...Cualquier semejanza con la actualidad es pura coincidencia”, aporta.
“Ese 27 de octubre -reflexiona- tuve la oportunidad de estar en la Casa Rosada y me parece algo muy complejo lo que se armó, porque allí había todo tipo de gente, de clases sociales, y los que nos creíamos pocos y sueltos, nos empezamos a encontrar, en una ocasión de dolor muy fuerte, y por primera vez se vio a ese pueblo que estaba oculto por los medios”.
“Aquel 17 de octubre se enlazaba así con este 27 de octubre, porque en ambos se hacía visible el pueblo, de forma genuinamente espontánea”, relaciona la directora para intentar abordar la dimensión trascendente de Kirchner como militante y estadista.
“El viernes a la medianoche lo terminé, lo solté”, anuncia De Luque, relatando que acaba de terminar la mezcla de sonido, con lo que el filme quedó listo para multiplicarse en las 120 copias que se verán en las salas.
“¿Por qué una película como esta no puede llegar a la misma cantidad de salas que una de Suar?”, se pregunta ante las críticas de tono político a esa cifra de copias.
“Quizás dentro de dos semanas voy a tener una visión más clara de la película, se va a dimensionar qué tipo de película hice, en especial cuando la estrenemos, porque la completa la mirada del público, pero es interesante hacer una reflexión antes de que la mire nadie y estoy conforme -asevera- con lo que hice que fue el único encuadre que personalmente le podía haber dado”.
“Esta es mi humilde subjetividad acerca de Néstor y seguramente después va a ser versionado de muchas maneras, y lo que me obsesionó fue no hacer de esta historia un producto televisivo porque para mí es algo que sucede hoy y tiene vigencia, desde un punto de vista cinematográfico”, insiste y se define.
Desde esa convicción, apunta que “soy kirchnerista y a mucha honra, pero la película no es solamente para kirchneristas, la pueden disfrutar quienes estén a favor o en contra del personaje, no doy por entendido nada, lo que hago es ponerme los zapatos de un espectador niño, si bien tiene mi opinión porque la única verdad es la subjetividad y no es una película hermética sino todo lo contrario”.
A cuento de la subjetividad, puntualiza que “con el mismo material dos directores pueden hacer cosas completamente opuestas, y es muy claro ver cómo esto ocurre todos los días en la televisión”.
“Contar a Néstor Kirchner en 100 minutos es muy difícil y se necesitaría un Leonardo Favio para hacer una especie de `Sinfonía del sentimiento 2´”, arriesga De Luque refiriéndose al cineasta fallecido una semana atrás y con el que comparte al compositor Iván Wyszogrod, el mismo de “Gatica, el Mono”, “Sinfonía...” y “Aniceto”.
De cara a la música, señala que “Gustavo Santaolalla aportó una hermosa banda de sonido. Me obsesiona el sonido de lo que hago, me gusta mucho trabajar con la música y el movimiento, y en este caso también es fundamental el aporte de Wyszogrod, el encargado del diseño sonoro, que además aportó un par de temas suyos. Son dos grandes de la música para una combinación explosiva”.
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