martes, 11 de enero de 2011

Clarín se esfuerza por deprimir a los jubilados y se muestra a favor de la diversidad de voces




Sigue echándole la culpa de todo al Gobierno y vuelve contra el veto presidencial del 82 % móvil. Y junto con La Nación, se preocupan llamativamente por “la niñez en riesgo” reivindicando la vieja Ley de Patronato.
Para Clarín, siguen las malas noticias para los jubilados de nuestro país. En tapa lanzó duro con su título mayor: “En promedio los nuevos jubilados cobran 48% menos”. En la página 8, el diario plantó dos notas firmadas por el periodista Ismael Bermúdez que tienden a demoler el ánimo de cualquier pasivo argentino.
En la primera, que ocupa tres cuartos de la página, tituló: “Los nuevos jubilados cobran 48% menos de lo que ordenó la Corte” y denuncia que “el Gobierno desoye un criterio que el Tribunal fijó en un fallo de 2009”. Y mientras en un epígrafe destaca la “avalancha” de juicios y aclara que “las carpetas llenan los Tribunales”, en la misma nota se recomienda iniciar acciones legales para cobrar más: “El reclamo judicial es clave para el nuevo jubilado porque si su primer haber es más bajo que el que le corresponde la diferencia se mantendrá de por vida, se traslada eventualmente a la pensión, y podría agrandarse según cómo se aplique la movilidad previsional.” Si el lector de Clarín, luego de leer esta nota, se preguntara quién es el culpable de su situación, para que no queden dudas Bermúdez lo señala con el título de la segunda nota: “La ley del 82% corregía el desajuste, pero fue vetada”. La tapa tampoco dejó margen para especulaciones, en un cuadro remarcaron: “La ley vetada por Cristina corregía el cálculo de la ANSeS”. Clarín agita las aguas y recuerda a sus lectores que el Gobierno es el culpable del aborto del otorgamiento de 82 % móvil para los jubilados y que la oposición tiene la tabla de salvación. El diario de Noble y Magnetto olvida, por ejemplo, el crecimiento en inversión y atención que registra en los últimos años la obra social de los jubilados, el PAMI. En este sentido, Página/12 en una nota de la sección Economía, destaca en su título: “La jubilación indirecta que aporta el PAMI” y remarca que los ítems de atención médica y medicamentos representan un suplemento del “40 por ciento” de los haberes. Más que eso: Página focaliza en que cada vez más jubilados eligen atenderse por PAMI, por la mejora que registra esta institución en materia de atención en los últimos tiempos. “En 2004, apenas el 30 por ciento del padrón se atendía en la obra social de jubilados y pensionados por su paupérrimo nivel de atención. Sin embargo, en los últimos años ese porcentaje se elevó hasta llegar al 94 por ciento en 2010” subraya Roberto Navarro.
Medicamentos gratuitos para 998 mil jubilados y pensionados, donde el 87% de ellos gana la mínima, según Página y una obra social que cubre “todas” las patologías sin los condicionamientos que imponen la prepagas, son datos que no existen para Clarín.
Tanto Clarín como La Nación publicaron editoriales enfocadas hacia el aspecto “social”, sobre todo “la niñez en riesgo”. El “gran” diario argentino, en su editorial titulada Contra prejuicios sobre las villas, publicada en la página 20, se atreve a defender la multiplicidad de voces y a denostar contra la criminalización de la pobreza impuesta por los medios hegemónicos, del cual el medio de Noble y Magnetto es el mayor representante en Argentina. A propósito de la aparición de una publicación barrial villera, hecha por pibes, enfatiza: “En las villas de la Ciudad de Buenos Aires y del Conurbano se presentan realidades plurales, en muchos casos resultantes del esfuerzo compartido de los habitantes. Pero esas dimensiones positivas, así como los valores comunitarios que se cultivan, suelen quedar opacados por situaciones de violencia y también por prejuicios negativos.” Clarín oculta que el miedo, el pesimismo, la criminalización de la pobreza, la discriminación, la intolerancia y la focalización en noticias relacionadas con hechos de violencia e inseguridad dejando de lado muchas otras informaciones, sucesos y realidades, son una de las marcas distintivas del Grupo en estos tiempos, que satura a la población con imágenes, textos y audios desde todas sus herramientas y canales comunicacionales.
Ya sean los hechos en el Parque Indoamericano o los robos en la Costa Atlántica, el multimedios más poderoso del país satura una y mil veces desde todos los ángulos posibles con la misma noticia: inseguridad, pesimismo, miedo ante los pobres y mucho más aún si éstos son jóvenes y usan gorritas.
Además, Clarín va más allá y en esa misma editorial subraya la importancia de que estos jóvenes sean escuchados. Sí, paqrece un chiste, peor es verdad: “La importancia social de escuchar estas voces es tan relevante como la construcción de recursos culturales que canalicen la potencia intelectual, artística y laboral que tienen los chicos y jóvenes que viven en hogares carenciados.” ¿Clarín defiende la pluralidad de voces? Lo único que falta es que les cursen una invitación pública para concurrrir al programa de Marcelo Boenlli y Gustavo Silvestre en TN.
Cabe recordar, por si falta hace, que Clarín es el mayor multimedios hegemónico del país, empresa monopólica que intervino e interviene en la política y la economía argentina para su propio beneficio y expansión sin control, que también entre otras actividades se dedica a eliminar toda expresión local de comunicación que pueda significarle competencia. Sobre todo, el diario en particular y el Grupo en su totalidad, es el más enconado enemigo de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual sancionada en 2009, la cual entre muchos otros derechos defiende la multiplicidad y pluralidad de voces y es el resultado del consenso entre organizaciones sociales, políticas, de derechos humanos, barriales y comunitarias en genneral, que justamente quieren ser escuchadas y vistas por la sociedad argentina.
La Nación por su parte, dedica uno de sus editoriales a la niñez en riesgo, donde denosta la labor estatal en esta materia, e incluso reivindica la vieja ley de patronato, reemplazada por la Ley de Promoción y Protección de los Derechos del Niño sancionada en 2005. “La situación de la minoridad en nuestro país no se resuelve con declamaciones teóricas o con subsidios o nuevos organismos”, fustiga La Nación, y olvida que de esos subsidios y organismo muchas veces depende la supervivencia y el funcionamiento de instituciones que pueden contener a los menores. “Últimamente el gran ´chivo emisario´ de esta usina de no hacer nada es la ley de patronato.” Un intento de vuelta al pasado en materia de minoridad infantil.








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