Se la conoce como “la gran noche de la radio”, pero Clarín ni siquiera la mencionó y La Nación le dio apenas una columna. Página/12 relató cómo fue la ceremonia, marcada por la defensa de la Ley de Medios y las críticas a la SIP.
A las secciones de espectáculos les encantan las premiaciones. Las reseñas de nominados, ganadores y perdedores suelen tener muy buena repercusión en el gran público y, como si esto fuera poco, las ceremonias (sean más o menos glamorosas) les permiten conseguir en una sola noche decenas de fotos actuales de famosos. Luego –claro– están los discursos, los chismes y la moda femenina, que en todo caso ayudarán a completar el combo informativo con algunos recursos vendedores, como recuadros y pastillas con citas. Por eso, cada vez que se entrega algún galardón de cierta relevancia, no suelen aparecer en una redacción demasiadas dudas: van, como mínimo, un cronista y un fotógrafo. Nota va a haber seguro. Ayer, sin embargo, la sexta entrega de los premios Eter a la actividad radiofónica consiguió en los diarios escasa repercusión. Y eso que entre los nominados había nombres convocantes, como Víctor Hugo Morales, Matías Martin, Lalo Mir, Elizabeth Vernaci, Alejandro Dolina, Sebastián Wainraich, Cacho Fontana, María O’Donnell, Roberto González Rivero y muchos más. Página/12 sí dio un buen despliegue a la ceremonia, a la que llamó “La gran fiesta de la radio”. La nota contó que fue una noche en la que “hubo espacio para los homenajes, el humor y la defensa de la flamante Ley de Medios”, que Víctor Hugo Morales se convirtió el gran ganador y también que el periodista aprovechó para contestarle a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) sobre sus reclamos al gobierno para que cesen los ataques a los medios. “Me indigna que se diga que no hay libertad de expresión –dijo al diario el uruguayo–. Que en este momento, enarbolando la libertad de prensa, sean capaces de participar en este juego de intereses, me provoca una gran indignación. Si un diario como La Nueva Provincia puede decir ‘viva Massera’ para despedirlo, es porque se puede decir cualquier cosa.” Matías Martin, conductor del programa Basta de Todo (que va por la Metro y también resultó ganador) agregó: “mi compromiso no es con un proyecto político determinado, con el que coincido en muchas cosas y en otras no. No siento que si soy parte de un apoyo, o si critico, le estoy haciendo el juego a nadie, y por suerte tengo libertad para decir lo que pienso.” María Seoane, directora de Radio Nacional (cuya programación fue elegida la mejor) señaló por su parte que “Durante muchos años, los periodistas lucharon contra estados autoritarios. Ahora no hay un estado autoritario, lo que hay son corporaciones autoritarias. Entonces, la disyuntiva es la de la supremacía de lo público sobre lo privado, no para que uno excluya a lo otro, sino para garantizar que los intereses que se buscan defender sean los de una sociedad y no los de las corporaciones mediáticas.” Clarín sólo hizo una mención de los premios en su edición online, aunque consignando solamente la lista de ganadores. La Nación habló de “la gran celebración de la radio”, pero apenas otorgó al tema una breve columna de 43 líneas en la que sólo enumeró la lista de reconocimientos. Es claro que cada diario puede hacer con cada tema la edición que le parezca, y ni Clarín ni La Nación están obligados a cubrir la ceremonia y mucho menos a estar de acuerdo con Víctor Hugo Morales. Ahora bien, ¿no hubiera sido mucho mejor que consignaran sus expresiones y, en todo caso, las debatieran con argumentos, que explicaran las razones de fondo por las cuales no apoyan la Ley de Medios, o los motivos por cuales deberíamos creerle a la SIP? Nadie está obligado a coincidir, pero todos seguimos teniendo la posibilidad de responder. Ahí también, después de todo, reside la libertad de prensa
Consejo de Medios
Audiovisuales Preservación
Documental y Defensa de la
Audiencia
A las secciones de espectáculos les encantan las premiaciones. Las reseñas de nominados, ganadores y perdedores suelen tener muy buena repercusión en el gran público y, como si esto fuera poco, las ceremonias (sean más o menos glamorosas) les permiten conseguir en una sola noche decenas de fotos actuales de famosos. Luego –claro– están los discursos, los chismes y la moda femenina, que en todo caso ayudarán a completar el combo informativo con algunos recursos vendedores, como recuadros y pastillas con citas. Por eso, cada vez que se entrega algún galardón de cierta relevancia, no suelen aparecer en una redacción demasiadas dudas: van, como mínimo, un cronista y un fotógrafo. Nota va a haber seguro. Ayer, sin embargo, la sexta entrega de los premios Eter a la actividad radiofónica consiguió en los diarios escasa repercusión. Y eso que entre los nominados había nombres convocantes, como Víctor Hugo Morales, Matías Martin, Lalo Mir, Elizabeth Vernaci, Alejandro Dolina, Sebastián Wainraich, Cacho Fontana, María O’Donnell, Roberto González Rivero y muchos más. Página/12 sí dio un buen despliegue a la ceremonia, a la que llamó “La gran fiesta de la radio”. La nota contó que fue una noche en la que “hubo espacio para los homenajes, el humor y la defensa de la flamante Ley de Medios”, que Víctor Hugo Morales se convirtió el gran ganador y también que el periodista aprovechó para contestarle a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) sobre sus reclamos al gobierno para que cesen los ataques a los medios. “Me indigna que se diga que no hay libertad de expresión –dijo al diario el uruguayo–. Que en este momento, enarbolando la libertad de prensa, sean capaces de participar en este juego de intereses, me provoca una gran indignación. Si un diario como La Nueva Provincia puede decir ‘viva Massera’ para despedirlo, es porque se puede decir cualquier cosa.” Matías Martin, conductor del programa Basta de Todo (que va por la Metro y también resultó ganador) agregó: “mi compromiso no es con un proyecto político determinado, con el que coincido en muchas cosas y en otras no. No siento que si soy parte de un apoyo, o si critico, le estoy haciendo el juego a nadie, y por suerte tengo libertad para decir lo que pienso.” María Seoane, directora de Radio Nacional (cuya programación fue elegida la mejor) señaló por su parte que “Durante muchos años, los periodistas lucharon contra estados autoritarios. Ahora no hay un estado autoritario, lo que hay son corporaciones autoritarias. Entonces, la disyuntiva es la de la supremacía de lo público sobre lo privado, no para que uno excluya a lo otro, sino para garantizar que los intereses que se buscan defender sean los de una sociedad y no los de las corporaciones mediáticas.” Clarín sólo hizo una mención de los premios en su edición online, aunque consignando solamente la lista de ganadores. La Nación habló de “la gran celebración de la radio”, pero apenas otorgó al tema una breve columna de 43 líneas en la que sólo enumeró la lista de reconocimientos. Es claro que cada diario puede hacer con cada tema la edición que le parezca, y ni Clarín ni La Nación están obligados a cubrir la ceremonia y mucho menos a estar de acuerdo con Víctor Hugo Morales. Ahora bien, ¿no hubiera sido mucho mejor que consignaran sus expresiones y, en todo caso, las debatieran con argumentos, que explicaran las razones de fondo por las cuales no apoyan la Ley de Medios, o los motivos por cuales deberíamos creerle a la SIP? Nadie está obligado a coincidir, pero todos seguimos teniendo la posibilidad de responder. Ahí también, después de todo, reside la libertad de prensa
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