Un proyecto colectivo que se diferencia de los grandes grupos editoriales. Los libros que lanzan no están pensados por un departamento comercial, sino por apasionados de la literatura. Libros para atesorar, un colectivo de editoriales independientes destinadas al público infantil y juvenil.
Una noche de 1974, el escritor Ayax Barnes dibujó un hombrecito solamente con una línea. La línea se escapó, se alargó y se tendió en el papel. ¿Qué haría el hombrecito con esa línea? ¿Le pasaría por arriba? ¿Se enredaría con ella? Para saber el final de esta historia de ficción para chicos hay que leer el libro La línea, escrito por Barnes y Beatriz Doumerc. Para conocer el nuevo proyecto que impulsa la editorial responsable del libro junto a otras cinco, es necesario seguir la línea que lleva a Libros para atesorar. Se trata de un flamante colectivo de editoriales independientes dedicadas al público infantil y juvenil que han decidido trabajar de manera conjunta. Se presentarán formalmente en la 38º Feria del Libro que comienza la semana próxima.
El objetivo es acercar a lectores, libreros y especialistas –es decir, promotores de la lectura, bibliotecarios y docentes– al catálogo de Ediciones del Eclipse, Arte a babor, Iamiqué, Kalandraka, Libros del Zorro Rojo y Pequeño Editor. “La alianza de estos seis sellos, cuyos fondos se complementan –libros informativos, de arte, de cuentos ilustrados, de poesía, historieta, teatro–, ofrece en conjunto un catálogo diverso para potenciar la experiencia lectora de cada chico”, coinciden los integrantes de Libros para atesorar.
La idea surgió hace unos meses por iniciativa de Carla Baredes e Ileana Lotersztain (que además son física y bióloga respectivamente), editoras a cargo de Iamiqué. “Los libros de estas seis editoriales no están pensados por un departamento comercial sino por gente apasionada por su trabajo. Esto implica que hacemos los libros que nos gustaría leer. Pero también, que nuestra infraestructura es distinta de los grandes grupos”, explica Baredes. Y agrega: “La idea es juntarnos para optimizar recursos en cuanto a comercialización y promoción de nuestros sellos, aunque cada uno mantiene su identidad”.
Istvan Schritter, de Ediciones del Eclipse (que editó La línea entre otros títulos), apunta que en los últimos diez años –justamente con el surgimiento de estas editoriales independientes dispuestas a explorar nuevas historias y nuevos formatos– comenzó a cambiar el concepto de los libros infantiles. “Sería pertinente decir que hacemos libros que ‘también’ son para chicos pero que están pensados, sobre todo, para el disfrute de cualquier lector”, apunta. En el mismo sentido Silvia Sirkis, de Ediciones a Babor (una editorial especializada en libros sobre arte), comenta que un desafío es que los libros infantiles dejen de ser vistos como una categoría reduccionista. “Libros para atesorar se compone por títulos clásicos; por libros-álbum, es decir esos libros donde el contenido va indisolublemente ligado a lo visual; por títulos científicos y de arte y de diversas disciplinas artísticas. O sea que decir ‘para chicos’ es decir una generalidad de un universo amplio”, advierte.
Raquel Franco, editora de Pequeño Editor (un sello de libros ilustrados que tiene entre sus artistas a Liniers, Max Cachimba o Isol, entre otros), explica: “Por un lado, esta alianza se basa en la calidad de nuestros catálogos: cada uno, en su rubro, realmente trabaja pensando en publicar libros que sean para atesorar, hechos con dedicación y exquisitez gráfica. Por el otro, esta unión nos permitirá multiplicar nuestra presencia en los espacios comerciales y de difusión. Esa es la clave para que estos libros lleguen a sus lectores”.
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