Basándose en fuentes del establishment, Clarín y La Nación advirtieron un camino espinoso hacia el diálogo. Página/12, en cambio, sostuvo que la invitación recogió “una generalizada adhesión de empresarios y dirigentes sindicales”.
La rentabilidad no se consigue por la vía de los salarios degradados ni por la vía de los precios, sino a través de impulsar el conocimiento y la innovación tecnológica”, advirtió el viernes Cristina Fernández en el cierre de la Conferencia de la Unión Industrial Argentina (UIA). La frase no sólo rebotó en las notas del fin de semana, sino que continuó hasta ayer flotando en las coberturas acerca de la mesa de diálogo que –se espera– reunirá a los empresarios con los trabajadores y el Estado para empezar a cerrar consensos sobre las principales variables que afectan a la puja distributiva: los salarios y la inflación.
Clarín y La Nación, por un lado, coincidieron al juzgar como algo espinoso el camino hacia el diálogo. “La UIA condiciona el diálogo social a que no haya bloqueos”, anunció el diario de Noble-Magnetto en un artículo construido casi exclusivamente con declaraciones del titular de la UIA, Héctor Méndez. “Si hay condicionamientos no me siento. Pero el Gobierno nos llamó a sentarnos a todos a una misma mesa, que es un inicio”, dijo el empresario del sector plástico, que agregó también que “Moyano no es un muchacho fácil”.
La Nación habló directamente de “Tropiezos en el pacto económico y social”, explicando que “el establishment no está completamente seguro de ese gran pacto entre el Estado, la CGT y las empresas para acordar precios y salarios”. El dato que el diario tomó en cuenta para lanzar ese pronóstico fue una reunión frustrada entre el ministro de Planificación Julio De Vido y la Asociación Empresaria Argentina (AEA), que de acuerdo con la nota fracasó al tropezar con un problema: Héctor Magnetto, CEO del Grupo Clarín, es uno de los vicepresidentes de AEA. El matutino, de todas formas, reconoció que obtuvo por lo menos tres versiones distintas de lo que realmente ocurrió con ese encuentro, y consignó además que el viernes pasado, luego de la conferencia de la UIA, un miembro de esa entidad “se entusiasmó” y dijo: “Éstos (por el gobierno) están dispuestos a negociar con todos menos con Magnetto.”
“UIA y CGT apuran la negociación para sellar antes de fin de año el acuerdo social”, tituló El Cronista, aunque desde una columna de opinión el subdirector periodístico del diario, Hernán de Goñi, escribió que “la posibilidad de que el diálogo social sirva para revertir el escaso interés de los empresarios argentinos por exponerse a nuevas inversiones productivas aún es escasa”.
Ámbito, por su parte, reveló que “Hugo Moyano se sentará con ánimo a negociar en el llamado a un acuerdo social con los empresarios. Sin embargo, antes exige una prueba de amor para su pasividad en materia de bloqueos y aprietes: que las empresas vayan convalidando para fin de año el pago de un bonus”.
Más optimista, Página/12 señaló que la invitación al debate “recogió una generalizada adhesión de empresarios y dirigentes sindicales, aun cuando todavía no se conoce en detalle la forma en la que se instrumentará esa mesa de diálogo”. La nota citó también al jefe del gremio de los empleados judiciales, Julio Piumato, quien consideró que el diálogo tripartito “es la única manera de avanzar en un modelo inclusivo. Este diálogo no existió en otro momento, lo que llevó a que siempre perdiera el trabajador”. “Los empresarios obtuvieron rentabilidades extraordinarias, mientras que los trabajadores no buscaron recuperar de golpe lo que se les quitó en tres décadas de olvido”, expresó también el dirigente.
La rentabilidad no se consigue por la vía de los salarios degradados ni por la vía de los precios, sino a través de impulsar el conocimiento y la innovación tecnológica”, advirtió el viernes Cristina Fernández en el cierre de la Conferencia de la Unión Industrial Argentina (UIA). La frase no sólo rebotó en las notas del fin de semana, sino que continuó hasta ayer flotando en las coberturas acerca de la mesa de diálogo que –se espera– reunirá a los empresarios con los trabajadores y el Estado para empezar a cerrar consensos sobre las principales variables que afectan a la puja distributiva: los salarios y la inflación.
Clarín y La Nación, por un lado, coincidieron al juzgar como algo espinoso el camino hacia el diálogo. “La UIA condiciona el diálogo social a que no haya bloqueos”, anunció el diario de Noble-Magnetto en un artículo construido casi exclusivamente con declaraciones del titular de la UIA, Héctor Méndez. “Si hay condicionamientos no me siento. Pero el Gobierno nos llamó a sentarnos a todos a una misma mesa, que es un inicio”, dijo el empresario del sector plástico, que agregó también que “Moyano no es un muchacho fácil”.
La Nación habló directamente de “Tropiezos en el pacto económico y social”, explicando que “el establishment no está completamente seguro de ese gran pacto entre el Estado, la CGT y las empresas para acordar precios y salarios”. El dato que el diario tomó en cuenta para lanzar ese pronóstico fue una reunión frustrada entre el ministro de Planificación Julio De Vido y la Asociación Empresaria Argentina (AEA), que de acuerdo con la nota fracasó al tropezar con un problema: Héctor Magnetto, CEO del Grupo Clarín, es uno de los vicepresidentes de AEA. El matutino, de todas formas, reconoció que obtuvo por lo menos tres versiones distintas de lo que realmente ocurrió con ese encuentro, y consignó además que el viernes pasado, luego de la conferencia de la UIA, un miembro de esa entidad “se entusiasmó” y dijo: “Éstos (por el gobierno) están dispuestos a negociar con todos menos con Magnetto.”
“UIA y CGT apuran la negociación para sellar antes de fin de año el acuerdo social”, tituló El Cronista, aunque desde una columna de opinión el subdirector periodístico del diario, Hernán de Goñi, escribió que “la posibilidad de que el diálogo social sirva para revertir el escaso interés de los empresarios argentinos por exponerse a nuevas inversiones productivas aún es escasa”.
Ámbito, por su parte, reveló que “Hugo Moyano se sentará con ánimo a negociar en el llamado a un acuerdo social con los empresarios. Sin embargo, antes exige una prueba de amor para su pasividad en materia de bloqueos y aprietes: que las empresas vayan convalidando para fin de año el pago de un bonus”.
Más optimista, Página/12 señaló que la invitación al debate “recogió una generalizada adhesión de empresarios y dirigentes sindicales, aun cuando todavía no se conoce en detalle la forma en la que se instrumentará esa mesa de diálogo”. La nota citó también al jefe del gremio de los empleados judiciales, Julio Piumato, quien consideró que el diálogo tripartito “es la única manera de avanzar en un modelo inclusivo. Este diálogo no existió en otro momento, lo que llevó a que siempre perdiera el trabajador”. “Los empresarios obtuvieron rentabilidades extraordinarias, mientras que los trabajadores no buscaron recuperar de golpe lo que se les quitó en tres décadas de olvido”, expresó también el dirigente.
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