martes, 7 de mayo de 2013

CIENCIA Premiaron al exdecano de Ciencias Exactas que sufrió la Noche de los Bastones Largos

El Premio Konex de Honor fue otorgado este año en forma póstuma a Rolando García, quien era decano de la porteña Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en 1966.

La fundación eligió además las cien personalidades más destacadas de la década 2003-2012 de la ciencia y tecnología argentinas, según un jurado integrado por veinte científicos y periodistas de divulgación.

De los distinguidos, 19 son docentes de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Además, entre las cinco menciones especiales por trayectoria fue reconocido Lino Barañao, docente e investigador de la facultad y actual ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.

Konex destacó en un comunicado que García, recientemente fallecido, "enfrentó personalmente la intervención (del gobierno de facto) y a la policía que ingresó a la Facultad en la Noche de los Bastones Largos y luego lideró la renuncia del 75% de los docentes con la esperanza de revertir el avasallamiento".

En el violento episodio del 24 de julio de ese año, la policía del régimen del general Juan Carlos Onganía desalojó por la fuerza a las autoridades legales de la facultad, entonces con sede en la Manzana de las Luces, y apaleó a docentes y estudiantes que las defendían.

Meteorólogo de profesión García fue también el primer vicepresidente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

Rolando García había nacido el 20 de febrero de 1919, en Azul, provincia de Buenos Aires. Se recibió de maestro normal nacional en 1936 y de profesor normal en Ciencias de la Escuela Normal de Profesores, luego conocida como el Normal Mariano Acosta).

Obtuvo una maestría en meteorología en la Universidad de California, en la ciudad estadounidense de Los Angeles en 1948 y se doctoró allí mismo en 1953 sobre el "Movimiento atmosférico en condiciones estacionarias".

De regreso al país, trabajó en la organización de la Universidad Nacional del Sur y en el Servicio Meteorológico Nacional. En 1957, en la reorganización de la Universidad de Buenos Aires, impulsó la departamentalización y la investigación, integrando el grupo que apoyó el rectorado de Risieri Frondizi.

Como decano abogó por la creación de una Ciudad Universitaria, que no logró en su gestión, y puso el Instituto de Investigaciones Bioquímicas en manos del después premio Nobel Luis Leloir, además de impulsar el departamento de Industria de la UBA.

Departamentalizó la facultad sin cátedras y los primeros cargos de dedicación exclusiva del país y promovió que el Conicet comprara la primera computadora de Sudamérica, "Clementina".

Instituyó la primera carrera universitaria de computación de América del Sur, además de crear el departamento de Televisión Educativa y el Instituto de Investigaciones Tecnológicas en conjunto con la Facultad de Ingeniería.

Debió emigrar y se instaló en el Instituto de Epistemología Genética de la Universidad de Ginebra, Suiza, donde colaboró con Jean Piaget. Trabajó en la fundamentación metodología teórica de la investigación interdisciplinaria aplicada a sistemas complejos.

Regresó al país a comienzo de los 70 pero, amenazado por la ultraderechista Triple A, emigró nuevamente en 1974 y se radicó en México en 1980, donde trabajó como docente e investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), hasta su fallecimiento.

En 2009, la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales lo homenajeó en vida al imponer, con motivo de su 90 cumpleaños, su nombre al Pabellón 1 de la Ciudad Universitaria, en reconocimiento a su aporte a la ciencia en el país.

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