jueves, 2 de mayo de 2013

Las provincias reflejan lo mejor de su producción cultural en la Feria

El entramado de identidades culturales que hacen a la Argentina se puede recorrer en la Feria del Libro, a través de los stands de las provincias que reflejan lo mejor de la producción editorial y la tradición cultural.


El pabellón Ocre -ubicado en los albores de la puerta de Plaza Italia del Predio Ferial de Palermo- es el espacio donde cada año se dan cita los stands institucionales, que con originales escenografías, la exhibición de artesanías autóctonas y el resueno de algún bombo atraen a los visitantes que recién arrancan su recorrido.

Santiago del Estero vuelve a ser una fiesta de sentidos: talleres de instrumentos musicales, presentaciones de libros, charlas sobre la cultura y las lenguas (español, quechua); shows folclóricos y muestras de sus danzas típicas dan vida a una propuesta que busca mostrar los tesoros de esta provincia del Noroeste argentino.

Unas figuras rupestres de enormes lechuzas se alzan por el stand recogiendo las representaciones y prácticas culturales que hacen a Santiago; debajo de ellas el lema "Mitos, leyendas y literatura crítica" invita al lector a un gran living donde puede espiar y entrar en la literatura santiagueña con textos legendarios y actuales como la del poeta Bebe Ponti.

Las leyendas de Kakuy, Diablo o Salamanca son las más pedidas y leídas por los paseantes, acaso sea producto de que en ellas se esconden las raíces de una tierra cruzada tanto por referencias andinas y amazónicas como por el folclore de Jacinto Piedra, Peteco Carabajal y las coplas de Dardo del Valle Gómez.

En la Feria el stand de la provincia salteña conmemora los 200 años de la batalla de Salta con un doble horizonte: turismo y literatura.

La poesía y la investigación histórica-antropológica parecen perfilarse como los géneros más masivos de la producción salteña. Publicaciones de autores como Leopoldo Leuco Castilla, Teresa Leonardi Herrán, Sara Mata y Laureano Segovia llegan a la ciudad porteña para poner en evidencia la prolífica industria.

Es que en esta geografía en donde nació el autor de la zamba de Eulogia Tapia -"La Pomeña", de Manuel J. Castilla- abunda una variada oferta con títulos que colocan el acento en el paisaje, la arqueología, las lenguas, las costumbres, la historia y la ficción, hecho conocido por los habitués que se acercan al sitio salteño en busca de tópicos específicos de su creación local.

Santa Fe también tiene su correlato en la 39 edición de la Feria con una puesta en valor de su reciente producción, resultado de una convocatoria previa de editoriales y autores de las cinco regiones de la provincia. Decorado con sumas de letras con nombres claves (Saer, Birri, Urondo, Gorodischer y Fontanarrosa), el stand difunde obras de autores emergentes y consagrados.

Frente a esta provincia de fértil creación cultural - junto con  Córdoba conforma el tercer distrito en producción literaria-, Mendoza se levanta con imágenes de Juan Draghi Lucero, poeta crucial del territorio, acobijado y reivindicado por el stand de "La tierra del sol y el bueno vino", como reza el espacio cuyano.

Muchos se acercan a observar películas del cineasta Leonardo Favio así como conferencias que dictan prestigiosos académicos sobre las plumas de autores de las tierras altas de nuestro país.

Una vidriera con primeras ediciones de obras de la escritora Manuela Mur y sus pares, Ángel Bustelo y Fausto Burgos, entre otros, se exhibe en el centro del stand, a modo de ejemplo de la tradición literaria mendocina, que cada día se recupera y reinventa con autores contemporáneos.

En Tucumán, jóvenes y familias se agrupan para oír y participar de las coplas en vivo, aquellas que reflejan el folclore de Mercedes Sosa, Leda y Chivo Valladares.

Los libros de Hugo Foguet son los más pedidos en el espacio, que en esta edición excede el hecho literario -aunque están a la venta títulos de autores contemporáneos- para mostrar la identidad cultural tucumana con espectáculos, narraciones e imágenes.

Por su parte, Jujuy conmemora el Bicentenario de la Bandera nacional de la libertad civil y lo hace con una propuesta que tienta a todas las cámaras de foto: una pila de libros gigantes se adueña del ambiente, entre proyecciones del paisaje salino y de reconocidos músicos como Gustavo Patiño.

Con la meta de revelar la industria editorial jujeña, el stand despliega presentaciones de libros- desde el Norte del país arriban escritores para mostrar su obra- y espectáculos de Cuentacuentos. Aunque muchos se acercan en busca de información turística de esa tierra colorida, otros consultan sobre temas específicos como los diccionarios bilingües quechua-español.

Otra provincia de gran producción editorial es Córdoba; en su stand se ofrecen títulos que ponen el foco en las múltiples novedades. También Misiones, Chubut, San Juan, Río Negro, Tierra del Fuego y Catamarca venden ejemplares como la biografía declarada de interés general del ex gobernador Armando Casas Nóblega a cargo de María de la Paz Casas Nóblega.

Dar a conocer lo mejor de la producción local, sus autores emergentes y tradicionales es la aspiración de las provincias en la Feria del Libro, como una instancia de descentralización editorial que invita a empaparse en la lectura de plurales escritores para, así también, descubrir el universo cultural de la geografía argentina.

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