miércoles, 20 de abril de 2011

Mario Vargas Llosa critica y polemiza, pero Clarín y La Nación siguen señalando “censura”


Los diarios de Magnetto y Saguier publican entrevistas en simultáneo al escritor peruano, donde intentan (re)instalarlo como la víctima de una supuesta falta de libertad de expresión, mientras se expresa a gusto.




En sus ediciones de ayer, Clarín y La Nación publicaron a dúo entrevistas al escritor peruano Mario Vargas Llosa, y en vísperas de su participación en la Feria del Libro de Buenos Aires, volvieron a encender la polémica.
Los medios dominantes intentan instalar a Vargas Llosa como a una víctima de la censura, sobre todo por parte de los intelectuales que integran Carta Abierta, cuando el escritor está a punto de exponer sus puntos de vista en la Feria del Libro y ninguno de los pensadores nacionales rehusó polemizar y debatir con él.
En el caso del diario de los Mitre, el medio elige destacar una frase del escritor que resulta funcional a ambos y busca dañar a los integrantes de Carta Abierta: “Es triste que víctimas de la censura la practiquen.” Y dentro de la nota vuelve a enfatizar: “(Vargas Llosa) No se privó tampoco de aludir a quienes cuestionaron que pudiera hablar de política en la Feria. Fue cuando dijo: ‘Me parece triste que intelectuales, colegas que han padecido la censura, la practiquen.” En la nota de la página 10, La Nación cae en un título falaz y casi futbolero: “Vargas Llosa, una pasión sin censura.”
Clarín, en la entrevista de las páginas 40 y 41, intenta exacerbar al máximo la instalación de un “Vargas Llosa enojado” más allá del debate de ideas, y así, uno de los títulos es “Un hombre que nunca pierde los modales, pero se enoja”. En la nota se destacan los dardos al director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, con el título “Al director de la Biblioteca le diría que hay que aceptar el disenso”.
También hay una insistencia de Clarín por sonsacarle al entrevistado valoraciones negativas acerca de la presidenta. Con respecto a la supuesta “censura” sufrida por Vargas Llosa, el propio Horacio González, por ejemplo, había aclarado y dado por concluida la cuestión en una nota de opinión publicada en Página/12 el 15 de marzo, en respuesta a un artículo del escritor peruano publicado en el diario El País de España y en La Nación: “Pensé, Vargas, que todo estaba claro. Que la polémica que resta se haría de un modo adecuado. Escribo esta nota para seguir defendiendo que sea así, y para ello deberé insistir una vez más que donde usted, Vargas, ve barbarie, hay civilización. Entonces, daré largas a Vargas. Es cierto que mi primera carta se prestaba a interpretaciones de diversa intencionalidad (por eso, fue aclarada y para que quedara aún más clara, retirada por indicación de la Presidenta; había volado la imaginación de varios diarios y del propio Vargas Llosa, que recordó la censura de sus libros durante el gobierno militar, en una extrapolación que no la hubiera hecho mejor su estrambótico personaje, el locutor de La Tía Julia y el escribidor). Pero la carta, al decir ‘lo invito a reconsiderar’ y otras expresiones parecidas, no intentaba dar ninguna indicación a las autoridades de la Feria contrapuestas a la presencia de Vargas Llosa, sino a seguir interpretando la inauguración como el espacio de la voz de escritores que evitaran las típicas efusiones de cruzados de una organización política, que ante cualquier crítica menor estallan al grito de ‘inquisición, inquisición’. Luego, bienvenida su charla.”
Es el propio Vargas Llosa quien no accede al debate con Horacio González y los otros integrantes de Carta Abierta, y que además de intentar difundir (porque lo suyo es la escritura, no la discusión política) los preceptos neoliberales que hundieron económicamente a la Argentina en la década de 1990, vive la paradoja de “sentirse censurado” y expresarse libremente y a gusto en todos los medios argentinos.

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