lunes, 30 de mayo de 2011

Una grieta contra los abusos de la TV paga (Sur)




Aveces las aguas estancas también se conmueven. El concentrado y pétreo mercado del servicio de televisión por cable de la Argentina se siente amenazado por un nuevo producto y patalea, reclama y se encomienda a la normativa que tanto espanto le produjo: la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Más allá de cámaras del sector, voceros oficiales y oficiosos, operaciones y broncas, el cruce hoy tiene como protagonistas a Telefónica de Argentina y el Grupo Clarín. La empresa española lanzó al mercado el video on demand –una suerte de servicio tipo videoclub que se recibe por internet y puede verse en la computadora y/o en la televisión– y sueña con articularlo a la prestación gratuita de Televisión Digital Terrestre (TDT). De esta manera podría ofrecer un servicio muy competitivo por 40 pesos, mientras el abono básico de Cablevisión alcanza los 120.

La empresa Cablevisión –propiedad del Grupo Clarín– posee el 60 por ciento del total de abonados al cable de la Argentina y llega casi al 80 en la zona metropolitana –en muchos casos, sin ninguna otra opción disponible para los usuarios–. Esta posición dominante se fue construyendo mediante el avance sobre las cableoperadoras del interior –con el arma coercitiva de los derechos de los torneos de fútbol de la AFA– y la fusión con Multicanal. Amparado en este escenario, Cablevisión impone reiterados aumentos en el abono que los clientes nunca logran eludir, más allá de las resoluciones de la Secretaría de Comercio Interior y los reclamos de las organizaciones de defensa del consumidor.

El Grupo Clarín impulsó que la Asociación de Televisión por Cable (Atvc) denunciara a Telefónica por vender el video on demand. Según la Atvc, se trata de un servicio ilegal porque constituye una prestación televisiva. La acusación se hizo pública en el VI Encuentro Internacional de Banda Ancha y Cable Módem. La Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) todavía no se expidió al respecto. Pero Luis Lazzaro, su coordinador general, le dijo a este diario que desde su óptica personal no ve “ninguna contradicción entre el producto que ofrece Telefónica y la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual porque no se trata de una programación televisiva, sino un servicio de contenidos que se consume según el gusto de cada cliente y tiene una modalidad comparable a un videoclub virtual”.

Pero la clave para que esta iniciativa de Telefónica –que acompañarían cooperativas y otras empresas del sector de todo el país– resulte realmente competitiva y pueda transformarse en una opción en toda la Argentina descansa en una efectiva articulación con la TDT. Telefónica sueña con que el receptor que baja el sistema de video on demand a la PC o televisión también funcione como antena para la TDT. De esta manera, quienes accedan a este servicio tendrían por 40 pesos la oferta de canales de aire, actualidad, noticias, música, cine nacional, programación para chicos y fútbol que hoy existen en el mercado –y que con toda seguridad se incrementará en el futuro–, más el paquete de películas. Fuentes de la autoridad que rige la TV digital en el país le dijeron a este diario que existieron charlas informales, que no se cierran a la posibilidad y que podría transformarse en una oportunidad para hacer más popular la TDT.

El servicio de televisión paga –por cable y satelital– supera, según algunas estimaciones, al 70 por ciento de los hogares argentinos. Este hecho fue favorecido porque los canales de aire tienen plantas transmisoras y sistemas de repetición deficientes. Ante esta situación, la mayoría de los ciudadanos se ven obligados a pagar un servicio de cable para terminar viendo la televisión gratuita. Los altos precios de los servicios y la pobre o nula competencia configuran un escenario que debe ser modificado. La iniciativa de Telefónica puede ser una de las opciones para un cambio pendiente que cada vez resulta más necesario.






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