lunes, 6 de junio de 2011

Y un día, Clarín pudo llegar a la conclusión que la Asignación Universal por Hijo es positiva

El diario se introduce en el tema de los punteros políticos, con entrevistas y la comparación con un programa de televisión del grupo. Uno de los testimonios afirma que gracias a la AUH pudo salir del sistema clientelar


Clarín, en una nota que intenta investigar la actividad de los punteros políticos, termina elogiando a una de las medidas que, junto a La Nación, critica y denosta del gobierno: la Asignación Universal Por Hijo (AUH). El diario arranca la nota planteando preguntas y dudas: “En el mundo de la pobreza real, donde falta casi todo, mandan los punteros. ¿Quiénes son? ¿De qué viven? ¿Cómo se organizan? ¿Manipulan a los más pobres o los ayudan? Las definiciones nunca son tajantes, menos aún en la desprolijidad de los márgenes.”

De paso, en la nota también mencionan a un programa televisivo que se emite por Canal 13, emisora del Grupo: El Puntero. Y enfatizan: “En el lenguaje televisivo, donde todo debe ocurrir en demasiado poco tiempo, el puntero acude a salvar a sus vecinos cuando precisan una plata de urgencia, es el que media con el intendente para conseguir cloacas, pero también es el que moviliza a su capricho a los pobres y es capaz de incendiar un galpón para tapar el robo de medicamentos. ¿Es cierto? ¿Una exageración? ‘La pintura es correcta’, dice Rodrigo Zarazaga, sacerdote e investigador del fenómeno, que asesoró a la producción de la tira.”

El alcance de la AUH como herramienta para modificar el esquema del clientelismo político, se ejemplifica con un caso de La Matanza que mueve a la conclusión del cronista: “Claudia militó por años con la gente de Lily, cortó la ruta 3 con sus hijos a cuestas cuando se lo pidieron, se subió a los micros que mandó el municipio para asistir a actos oficialistas en Plaza de Mayo. Lo hizo porque no tenía nada y Lily le conseguía comida, un plan social de 150 pesos y hasta le hizo gestiones para sacar el DNI de dos de sus hijos, una gestión que precisa del celular o de los picaportes que se abren a los punteros. ‘Ahora me abrí, porque pude’, dice ella, y cuenta que tomó distancia por la Asignación Universal por hijo, un subsidio que elude punteros porque alcanza con ir a una oficina de la ANSES para hacer los trámites, probar que los chicos van al cole y empezar a cobrar (...). La ecuación es simple: lo universal atenta contra el sistema clientelar; mientras más presencia del Estado, menos punteros; mientras menos necesidades, menos posibilidades de manipular voluntades.”

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