viernes, 13 de abril de 2012

Luis Ortega y José Luis García abrieron la competencia argentina del Festival de Cine

Luis Ortega, con “Dromómanos”, una rara avis en la que bordea los límites de la locura y la marginalidad, y José Luis García, con “La chica del sur”, un atractivo documental sobre una joven militante pacifista de Corea del Sur, abrieron este jueves con niveles dispares la Competencia Argentina del 14to. Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (Bafici).

En un registro crudo e irreverente donde ficción y realidad se combinan de modo potente e indiscernible, la nueva película de Luis Ortega lo devuelve al estilo descarnado de su opera prima, “Caja negra”, especialmente por el amor y el alto nivel de involucramiento que demuestra hacia los seres marginales que retrata.

Con Alejandro Tobares, Luis María Speroni, la actriz Ailín Salas, Brian Buley y Camila Maidana, “Dromómanos” registra vívidamente –casi tocándolos con la cámara- las desventuras de cinco personajes que deambulan por la ciudad y por una villa en las afueras de una Buenos Aires casi irreconocible.

Estos seres vulnerables y golpeados por una realidad que los supera bordean todo el tiempo el límite de la locura y la ruina humana, pero al mismo tiempo demuestran que –en su vida extrema y marginal, donde el sufrimiento y la soledad son una constante- también tienen espacio para soñar, estudiar, cantar y enamorarse.

Ortega se aleja del refinamiento visual de filmes como “Monoblock” o “Los santos sucios” para convertirse en un cronista áspero de la desesperación, la poesía desenfrenada, la locura, la deformidad y la violencia de una vida signada por el salvajismo, la pobreza y el fanatismo religioso.

Por su parte, José Luis García –quien había brillado en el Bafici 2005 con “Cándido López, los campos de batalla”- vuelve al terreno cinematográfico que mejor maneja, el de la observación y el registro minucioso, para contar la historia de Lim Sukyung, una activista pacifista coreana a la que conoció por casualidad hace 23 años, cuando se encontraba visitando Corea del Norte.

El azar hizo que este fotógrafo y cineasta argentino viajara a ese país asiático en julio de 1989, poco después de la masacre de Tiananmen, al Festival Internacional de Jóvenes y Estudiantes celebrado en Pyongyang.

Pero lo que parecía sólo un encuentro de delegaciones socialistas de todo el mundo, cruzando una de las fronteras más inexpugnables del viejo mundo comunista, se vuelve una obsesión de García al descubrir que la militante pacifista Im Su-kyong, de Corea del Sur, aparece y revoluciona el evento anunciando que atravesará a pie ese límite para volver a su país.

Veinte años después de haber registrado ese período fascinante con su cámara Super VHS, García decide volver tras los pasos de esa mujer enigmática, en un ensayo semi documental que concentra la tensión entre un hecho trascendente de la historia de las dos Coreas y un ser humano fascinante.

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