jueves, 9 de diciembre de 2010

La comunicación para el triunfo (El Argentino)





Por Daniel Rosso

Ella, de negro, serena, anuncia un nuevo pago extra a los jubilados. Rodea cada frase con un leve movimiento general del cuerpo. Un deslizamiento de las manos, un entrecruzamiento, un recorrido secreto. Ella es una mujer fuerte. Habla de los beneficios del PAMI, los remedios, los audífonos, los marcapasos... Los 7.920 marcapasos que van a ayudar a que 10 mil corazones sigan latiendo. Y, allí, la mujer fuerte, la mujer del poder, la que enfrenta a corporaciones poderosas, es interceptada por un repentino temblor, por el recuerdo activo de aquel corazón que falló. La pena, entonces, le achica la voz.

Ella es una mujer sensible. Humana. Expuesta al dolor definitivo de las pérdidas. Como cualquiera. Ella, es una combinación imprecisa de fortaleza y debilidad. Como siempre lo fue. Como lo es cualquiera. Pero los grandes medios intentaron construirla como una máquina de poder, insensible e impiadosa. Estos, los que a través del control privado de la esfera pública, produjeron una gran novedad: que el Gobierno fuera excluido de la libertad de expresión. Y que, paralelamente, fuera presentado como quien la restringía. El Gobierno generaba hechos pero no sus sentidos. En ese vacío de explicación las políticas de transformación quedaban reducidas a conflictos sin razón.

En este marco es que se origina lo que denominamos “la comunicación para la guerra”. Como una táctica defensiva en un contexto de severa restricción del derecho de expresión del Gobierno. En esa instancia nacen 6-7-8 y otros medios que adquieren rápida repercusión: porque actúan como canales de expresión de una voz restringida o censurada. En esta comunicación, el discurso gubernamental es fuerte y directo, cerrado sobre sí, preparado para actuar como un proyectil sobre los otros discursos. El primer objetivo de “la comunicación para la guerra” es ordenar el sentido común propio. Ofrecer un lugar de pertenencia a los que adhieren a las políticas gubernamentales. El segundo objetivo es motivar las migraciones desde el exterior al interior del sentido común gubernamental. Producir un movimiento, un desplazamiento. Operando siempre sobre el otro campo desde su exterior. Atacándolo de frente. Cuestionándolo en bloque. Los grandes medios responden profundizando la construcción de la pareja autoritaria. Haciéndola inhumana y enloquecida.

Pero resulta que el relato de lo inhumano se encuentra con el acontecimiento sensible de miles de ciudadanos llorando en la plaza de la política. Esta mezcla épica de sensibilidad y lucha no sólo altera el discurso de la oposición. Además, crea condiciones para complementar la comunicación para la guerra con lo que llamamos “la comunicación para el triunfo”. Según esta, los otros sentidos comunes no se transforman enteramente desde afuera, a través de un discurso pleno que los combate. Según esta, la transformación de esos sentidos comunes también se inicia en el interior de ellos mismos. Y, para ello, se requieren discursos propios que los trabajen desde adentro. La “comunicación para el triunfo” es de naturaleza ofensiva: propone discutir con los otros, en sus propios territorios, donde es posible conectar con los sectores medios que hay que sumar de modo permanente al proyecto nacional. Escuchándolos para transformarlos. Escuchándolos para motivar su migración. Reconociendo que el desplazamiento desde un sentido común a otro se produce porque el migrante acepta la razón del otro. Pero, también, porque se considera algo de su razón. La exacta mezcla de comunicación para la guerra y comunicación para el triunfo es una imprecisa combinación de fuerza y sensibilidad. Esa fórmula que aparece cada vez más en los desplazamientos virtuosos de la Presidenta entre diversos tonos e intensidades. Esa mezcla que estuvo en la plaza de la tristeza.

*Licenciado en Sociología. Periodista. Ex secretario de Comunicación del Gobierno de la Ciudad y ex subsecretario de Medios de la Nación. Actualmente es jefe de gabinete de asesores de la Secretaría de Medios de la Nación y escribe notas de opinión sobre temas de comunicación y política para varios medios nacionales.









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