martes, 30 de octubre de 2012

Por octava vez, abre sus puertas la Feria del Libro Antiguo


Con gran entusiasmo entre libreros, bibliófilos y coleccionistas, el miércoles abre sus puertas en el Ministerio de Educación de la Nación la VIII edición de la Feria del Libro Antiguo en Buenos Aires, donde durante cinco días los visitantes podrán comprar, hojear y contemplar más de 2.000 ejemplares de ediciones raras y exquisitas.
Organizada por la Asociación de Libreros Anticuarios de la Argentina (ALADA) los amantes de la celulosa amarillenta se toparán con libros del siglo XV (incunables), de las vanguardias artísticas y literarias de principios del XX, grabados, mapas, fotografías y afiches de cine, entre otras piezas en papel que le dan vida a esta feria, ya instalada en el mapa cultural del país.
"Todas las ciudades importantes del mundo tienen su feria del libro antiguo. La Argentina se lo tenía prometido hace 50 años cuando se fundó ALADA, pero recién cuando se refundó en 1998 volvió a tomar fuerza esa idea. Finalmente hicimos la primera en Buenos Aires en el año 2004", cuenta a Télam Lucio Aquilanti, dueño de la librería Fernández Blanco, ubicada en Tucumán al 700.
El año pasado acudieron más de 4.000 personas a esta feria, que el librero define como "una fiesta", donde anualmente se reúnen coleccionistas, anticuarios e investigadores y donde el intercambio de información, la venta y la apertura a otros círculos de libros antiguos consolidan este evento.
Pero ¿qué características tiene un libro para ser antiguo? Para Aquilanti "es el exquisito, de ediciones cortas, dedicados por autor, encuadernados, intervenidos por artistas o ilustrados. La pieza tiene un valor real histórico pero también un fetiche".
Aún así los rige un criterio único para ser preciados: la escasez. "Puede ser más o menos viejo, pero tiene que ser escaso. Esto puede ser porque se editaron pocos, se destruyó la edición o hay mucha demanda como los libros de Borges o García Márquez que sus primeras ediciones llegaron hasta Japón y son difíciles de encontrar", dice el también vicepresidente de ALADA.
Quienes vienen de todo el mundo buscan, según Aquilanti, libros de viajeros y cronistas a América y primeras ediciones de historia argentina, pero muchos están detrás de ejemplares que datan "de los primeros cuarenta años del siglo XX tanto de historia, literatura y arte", dice y reconoce que para ellos lo más complejo de hallar son volúmenes de los 70 y 80 porque "quien los adquirió aún vive, en cambio los libros de 1900 circulan más".
En esta edición de la Feria -donde diez librerías mostrarán tesoros- habrá a la venta una variedad ecléctica como "Futurismo ruso" de Vladimir Kozlinsky (1935); un ejemplar de cuero dedicado y autografiado por Domingo Faustino Sarmiento de "La vida de Dominguito" (1886) y la "Extracción de la piedra de la locura"(1968), autografiado por Alejandra Pizarnik.
Un conjunto de las primeras ediciones de Roberto Arlt; la "Historia general de los hechos de los castellanos en las islas de Tierra Firme", de Antonio Herrera (1726), el catálogo de la exposición de artistas latinoamericanos en París en 1962 con textos de Julio Cortázar, Pizarnik, Pablo Neruda, Nicolás Guillen y Octavio Paz, son otras perlas de esta feria.
Un ejemplar de los 25 que se editaron de los poemas del romancero gitano de Federico García Lorca con témperas de Rafael Alberti (1958), otro de la primera edición de "Cuaderno San Martín" de Borges con un retrato del autor hecho por Silvina Ocampo o "El pozo" de Juan Carlos Onetti en un rústica primera edición de 1939 engalanan este encuentro.
También se verán tesoros como el volumen 197 de una tirada de 250 de 12 poemas y serigrafías de Vicente Huidobro; la edición de la primera descripción de los países del Río de la Plata con dos vistas de Buenos Aires de Ulrich Schmidel (1599) y los raros testimonios iconográficos como las litografías de Buenos Aires y Córdoba realizados por el artista Auguste Borget (1808-1877).
Para Aquilanti, hombre de estirpe librera y coleccionista de libros de Cortázar -tiene uno de los 250 ejemplares de "Presencia" firmado por su seudónimo Julio Denis (1938)- la gente "se va sorprender con los precios bajos" y aunque mantiene el secreto de los valores desliza que hay material "accesible y ejemplares de muchos miles".
"El libro actual subió de precio mucho más que el libro antiguo, que todavía se mantiene. Que el libro sea precioso y antiguo no lo marca el precio. Se encuentran cosas más baratas en las librerías que en los parques, el hecho de que se vendan en un parque no significa que los libros más baratos", sostiene.
Rara avis la del coleccionista, este librero lo corre del lugar de "avaro y acaparador" y lo ubica como una persona que "que quiere mostrar lo que tiene. Hoy son colecciones más concisas y temáticas que son mejores y más útiles. Los libros se conservan en el tiempo porque ellos los tienen".
Aquilanti también insta a que las personas se animen a entrar a las librerías de antiguos. "Hay gente que mira de afuera y sigue porque piensa que el librero le va a tomar examen. Nosotros le allanamos el camino al cliente, es un ida y vuelta fundamental".
Ante el tsunami digital de los e-books, el libro antiguo parece tener más acogida y exclusividad. "La tendencia que vemos es que el objeto en papel es cada vez más fetiche, exótico y, en algunos casos, de lujo; aunque también hoy es un lujo tener una tablet. La búsqueda de libros va a ser mayor porque van a faltar", concluye.
La VIII Feria del Libro Antiguo en Buenos abrirá sus puertas desde mañana y hasta el sábado 3 de noviembre en el salón “Alfredo Bravo” del Ministerio de Educación de la Nación en Montevideo 950, con entrada libre y gratuita.

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